Ha sido aplazada para otoño la reunión ordinaria de la comisión ruso-china para la cooperación técnico-militar. En Moscú lo explican con los reajustes en el personal directivo de la comisión; en Pekín, con la necesidad de eliminar las pretensiones relacionadas con los contratos anteriores. Pero lo más probable es que la causa fundamental sea otra. La cooperación técnico-militar entre Rusia y China en su forma actual ha agotado sus posibilidades.
En los años 90, muchas empresas de la industria rusa de Defensa se mantuvieron a flote de hecho exclusivamente gracias a los pedidos chinos. Entre 1992 y 2006, siendo el monto de las exportaciones rusas de armas de $58.400 millones, a China se suministraron armamento y material por unos $26.000 millones. Pero ahora la situación ha cambiado. "Rusia ha ampliado notablemente la geografía de sus exportaciones de armas, por lo cual ya no afronta una necesidad apremiante de celebrar contratos con China", opina Konstantín Makienko, experto del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías.
El año pasado y a comienzos del año en curso, fueron suscritos importantes contratos con Argelia ($7.500 millones); Venezuela ($3.000 millones); India ($2.600 millones). Se están preparando para ser concluidos los contratos con Libia (hasta $2.200 millones) y Siria ($2.000-3.000 millones).
"La industria rusa de Defensa en lo fundamental suministraba a China armas desarrolladas todavía en la época de la URSS. Ahora China quiere comprar en Rusia armamentos más modernos. Por razones comprensibles, Rusia no suministrará a este país tecnologías misilísticas", manifestó Andrei Karnéev, director adjunto del Instituto de Países de Asia y Africa.
"Ya hemos armado a China, y en los años 60 estas armas fueron utilizadas contra nuestros guardafronteras. Lo dicho no significa que esto vuelva a ocurrir, pero cierto recelo respecto a China se mantiene", comentó Alexander Lukín, director del Centro de Estudios Asiáticos, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
De todas formas, la cooperación técnico-militar con China no será inhibida por completo. "Con toda seguridad, durante largo tiempo iremos suministrando repuestos para el armamento y material vendidos a China", opina Karnéev. Además, tampoco Pekín desea inhibir la cooperación técnico-militar con Moscú, pues de momento EEUU y la Unión Europea no han anulado la prohibición de suministrarle armas. Hasta Israel, presionado por Washington, renunció a suministrar armas modernas a China.
