La prosperidad financiera no es sinónimo del liderazgo económico. Con una evaluación total de 39,8 puntos en la escala de 100, Moscú ocupa el 50º lugar, que es el último, en la lista de los centros mundiales del comercio en la versión de MasterCard Worldwide. En otras calificaciones, la capital rusa también se queda a la zaga de sus rivales y compite como igual solamente en la carestía de vida y en algunos indicadores financieros.
Lo que no falta en Moscú es el dinero. Los moscovitas representan apenas el 7% de la población rusa pero generan la quinta parte del PIB y se quedan con el 20% de los ingresos a escala nacional, según las estimaciones del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). Los expertos de Hay Group colocan a la capital rusa en el tercer lugar del planeta, detrás de Estambul y Bombay, en lo que respecta al poder adquisitivo de los ejecutivos empresariales. Lo que se gana fácil, se pierde fácil. En 2006, Moscú ostentaba el título de la ciudad más cara del mundo, según Mercer HR Consulting. En una clasificación similar, confeccionada en 2007 por The Economist Group, figuraba en la 26ª posición a escala global y en la primera al margen de la UE. En mayo pasado, Knight Frank y Citi Private Bank compararon los precios de la vivienda de lujo en diversas megápolis y otorgaron a Moscú el 12º lugar.
La abundancia de dinero no hace de Moscú una ciudad mejor. En 2006, aparecía en posiciones finales del ranking de cortesía elaborado por Reader's Digest. En enero de 2007, se le concedió el 48º lugar de los 60 posibles en términos del atractivo para extranjeros (Global Market Insite). Es la 52ª ciudad en que los empresarios preferirían llevar el negocio, y la 54ª en cuanto al desarrollo de la infraestructura. Según Mercer HR Consulting, Moscú ocupaba en abril pasado la 171ª posición en la lista de 215 ciudades "aceptables para vivir".
Aún así, los funcionarios y los hombres de negocios parecen optimistas. La gran ventaja de Moscú, de acuerdo con Standard & Poor's, es que sigue siendo el corazón económico y financiero de Rusia y tiene un PIB per cápita por encima de la media nacional. En 2006, dicha agencia situó a Moscú en el décimo lugar en su lista de grandes centros de economía global.
Moscú está nadando en dinero pero no puede comprarse una posición decente entre las ciudades más atractivas y confortables del planeta. Puede ascender a la condición de grandes capitales mundiales, al igual que Rusia es capaz de transformarse en una jugadora clave en cualquier asignatura, pero necesita reemplazar su actual credo, de la omnipotencia del dinero, por la fe en el hombre. Entonces, irá creciendo también su capital humano, no sólo el financiero.
