El reparto anual de condecoraciones con motivo del cumpleaños de la reina Isabel II puede provocar un nuevo escándalo en las relaciones entre Londres y Moscú.
Una de las noticias más sensacionales es la entrega del sexto en importancia galardón británico, la Orden de San Miguel y San Jorge, al desertor del KGB Oleg Gordievsky, por sus "servicios a la seguridad del Reino Unido". La soberana británica invistió al ex espía ruso con el mismo título que, según el libro de Ian Flemming, tenía el legendario agente 007, James Bond.
Gordievsky era un agente doble: desde 1962 trabajaba para el KGB, primero en Dinamarca y luego en Gran Bretaña, donde fue reclutado por el servicio secreto MI6. En 1985 fue arrestado en la patria pero liberado más tarde, por falta de evidencias. Pudo escapar de la URSS, vía Finlandia, y se instaló a vivir en el Reino Unido.
Otra sorpresa desagradable para Moscú fue la entrega de la Orden del Imperio Británico al juez londinense Timothy Workman, por su "contribución especial al mantenimiento de la legalidad y el orden". Cuatro años antes, Workman había denegado la extradición de Borís Berezovski, empresario fugitivo de la Justicia rusa, y Ahmed Zakáiev, ex vicepresidente del Gobierno separatista de Chechenia.
El embajador británico en Moscú, Anthony Brenton, quien había participado en junio de 2006 en un foro de la oposición, "La Otra Rusia", mereció la misma orden que Gordievsky pero de un grado superior, de manera que en adelante podrá llamarse "Sir Anthony".
Los títulos otorgados por la reina británica podrían generar nuevas fricciones entre Londres y Moscú cuya relación ha empeorado drásticamente a raíz del "caso Litvinenko" y las exigencias de extradición en relación con el empresario Andrei Lugovói.
