En septiembre próximo, la Comisión Europea procederá al debate de una reforma en materia de inmigración laboral cuyo objetivo es atraer a inmigrantes cualificados mediante la implantación de la llamada Tarjeta Azul, permiso especial similar al que existe en EEUU. Si el plan prospera, Rusia podría afrontar en diez años dificultades bastante serias en lo que respecta a la calidad de la mano de obra importada.
Rusia también procura desarrollar un sistema de puntuación para captar inmigrantes cualificados, de manera que la introducción de la Tarjeta Azul amenaza con la fuga parcial de recursos laborales propios y la necesidad de competir con la UE por la mano de obra disponible en Moldavia y Ucrania. Los titulares de la Tarjeta Azul podrán beneficiarse en la UE de varias garantías sociales, en particular, las relativas al salario mínimo y a la asistencia médica social, lo cual afectará a la calidad de la mano de obra dispuesta a trabajar en el mercado ruso.
