Rusia no escatima propuestas de cooperación con Occidente en materia de defensa antimisiles. El Comandante de la Fuerza Aérea de Rusia, Alexandr Zelin, manifestó ayer que Rusia podría participar en la creación del sistema europeo unificado de defensa antimisiles cuyo núcleo serían los misiles interceptores y el radar de nueva generación emplazados por EEUU en Polonia y la República Checa, respectivamente. Según el general, Rusia estaría dispuesta a ofrendar en el altar de la seguridad europea sus sistemas de defensa aérea S-400 Triumf.
El sistema de defensa aérea S-400 es realmente un arma bastante buena, pero tiene una deficiencia: soporte lógico algo obsoleto. Por los demás parámetros, Triumf supera al sistema análogo norteamericano Patriot: alcance - 400 kilómetros contra 30 kilómetros en el caso de Patriot; altitud de destrucción - 30 kilómetros contra 24 kilómetros; área de protección de objetivos - 500 kilómetros cuadrados contra 150 kilómetros cuadrados, etc. Sin entrar en detalles técnicos, vale la pena señalar que la diferencia en los parámetros no se debe a la superioridad tecnológica de Rusia sino al empleo combativo: Patriot tiene por misión eliminar los misiles/aviones que se hayan abierto paso a través de los escalones superiores de la defensa antimisiles, mientras el sistema ruso S-400 Triumf es un tipo de armamento independiente.
"La tesis anunciada por el Comandante de la Fuerza Aérea se corresponde con lo que Vladímir Putin le propuso a George Bush. Si S-400 Triumf pasa a formar parte de la defensa antimisiles no estratégica de Europa, escudará todo un continente", expresó el coronel Ígor Korótchenko, miembro del Consejo Público, subalterno del Ministerio de Defensa.
Ello no obstante, es difícil que S-400 Triumf, igual como el radar de Gabala (Azerbaiyán) representen interés para Occidente, pese a sus excelentes características. Y el problema estriba no sólo en que la desconfianza mutua, sobre todo en el terreno militar, sigue siendo bastante alta. Rusia y Occidente enfocan desde óptica distinta la defensa antimisiles. Moscú la interpreta sólo como derroche de medios financieros. "Con ayuda de láser los norteamericanos quieren batir misiles balísticos intercontinentales, mientras nosotros no desarrollamos esta clase de armas, porque en los próximos 50 ó 100 años será imposible crear una defensa antimisiles escalonada", acotó Korótchenko.
