El proyecto de Doctrina Rusa, que fue concebida en 2005, fue debatido el lunes en el monasterio de San Daníl, residencia moscovita del cabeza de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el patriarca Alexis Segundo. El propio patriarca no estuvo presente. A la Iglesia la representaba el metropolita Cirilo, eventual sucesor de Alexis, según unas fuentes. Cirilo expuso las fundamentales tesis de la Doctrina. He aquí algunas:
"La creciente inestabilidad del sistema financiero mundial exige de Rusia elaborar su propia lógica de relaciones monetarias, para que los sustanciales cambios que se operan en el mercado financiero mundial no redunden en una profunda crisis de la economía patria. Para conseguir este objetivo, el Estado debe controlar el uso de los recursos naturales del país y sus capacidades energéticas. También deben estar controlados el comercio exterior, las finanzas y el complejo militar-industrial. Hace falta combinar sensatamente las ventajas que ofrece el mercado con la regulación de sus procesos por parte del Estado en interés de toda la sociedad".
La Iglesia Ortodoxa Rusa, siendo por su naturaleza un antípoda de los comunistas, se ha apropiado de modo sorprendente de las predilectas consignas sociales de éstos. El metropolita Cirilo dijo, por ejemplo, que "la tarea fundamental de la élite rusa auténtica debe consistir en devolverle al Estado sus legítimas fuentes de ingresos, y al pueblo, la justicia social".
La concepción del futuro desarrollo de Rusia difícilmente puede llamarse fruto precoz. Es una obra de 800 páginas creada por una decena de expertos. La Doctrina abarca todas las esferas de la realidad rusa en sus apartados que se titulan: "Purificación del Estado", "Transformación del sistema judicial", "La economía del "milagro ruso", "Creación de una membrana protectora contra la migración". También existe el apartado "Doctrina Rusa y sus adversarios", entre éstos últimos se indican los ultraliberales y ultranacionalistas. Se proclama que "el nacionalismo radical no es un fenómeno ruso".
No se sabe cómo van a enfocar la Doctrina en el Kremlin, el Gobierno y el parlamento, organismos facultados para pensar en las vías de desarrollo del país. Pero los propios autores del documento prometen cambios positivos en Rusia si la Doctrina ortodoxa queda aprobada.
