Francia venderá a Rusia termovisores para carros de combate y vehículos blindados, un caso sin precedentes en la historia de las relaciones entre Moscú y los países miembros de la OTAN.
Esta noticia sensacional trascendió a la prensa tras una reunión que el Consejo franco-ruso para asuntos económicos, financieros y comerciales celebró el martes en París, en el marco de los preparativos ante la visita de Nicolas Sarkozy a Rusia, prevista para el 10 de octubre.
También se debatieron ayer los planes de cooperación en la industria aeronáutica, relacionados con la participación de las compañías rusas OAK y Rosoboronexport en el desarrollo del nuevo A-350, y de una empresa franco-rusa, situada en Rybinsk, en la producción de motores para el futuro avión ruso de rutas regionales. El grupo de telecomunicaciones Alcatel también pretende ampliar su cooperación con empresas rusas. En el sector del automóvil, Peugeot-Citroën planea construir una planta en Rusia y Renault quiere duplicar la capacidad industrial de la fábrica que ya tiene en Moscú.
Con todo, Moscú no consiguió convencer a París de que abra el mercado francés para el uranio enriquecido en Rusia.
El comercio entre ambos países se situó el pasado año en US$13.500 y continúa creciendo a una tasa anual del 30-40%. Sin embargo, las partes creen preocupante la situación actual: las exportaciones rusas a Francia superan las importaciones en mil millones de dólares pero el petróleo y el gas siguen siendo el renglón principal.
