Los jefes del partido comunista de Rusia van a depositar el miércoles una ofrenda floral en la tumba de Stalin, al pie de la muralla del Kremlin, para conmemorar el 55º aniversario de su muerte pero la sombra del dictador soviético, "el padre de los pueblos", atrae no sólo a los militantes del KPRF.
En Rusia ha renacido el culto a la personalidad de Stalin. La mitad de la población evalúa en términos positivos su papel en la historia del país. Por aquí y por allá se van recogiendo firmas para instalar monumentos al tirano o dar su nombre a calles, plazas y parques.
Los estalinistas típicos hace 15 ó 20 años eran ancianos, jubilados que se congregaban para mítines con los retratos del caudillo favorito en las manos. Hoy en día, se han incorporado a ellos muchos jóvenes que no saben nada sobre las represalias del régimen estalinista.
Según las estimaciones de sociólogos, un 42% de los rusos cree que el país necesita "una mano fuerte". El 36% dice que la contribución de Stalin a la victoria en la guerra contra Hitler "es lo más importante, independientemente de los errores o vicios que se le achaquen". Uno de cada cinco rusos piensa que "un dirigente duro es el único que podría mantener el orden frente a las amenazas externas y en las condiciones de fuerte lucha clasista", y que Stalin "fue un líder sabio que hizo de la URSS una potencia poderosa y próspera". Por último, el 16% opina que los rusos "jamás podrán prescindir de un líder como Stalin". "Temprano o tarde, vendrá para poner orden".
A los historiadores y a los defensores de derechos humanos les preocupa mucho que se vaya formando una nueva imagen suave de Stalin. "El problema es que en la sociedad rusa jamás ha habido una discusión amplia sobre el pasado reciente. En vez de este debate ha surgido un mito nacionalista incentivado por el régimen", señaló Arseni Roguinski, jefe de la ONG Memorial. "La imagen de Stalin como dictador no se ajusta a este mito. En cambio, encuadra aquí perfectamente la imagen de un hombre que conduce al país hacia nuevas victorias; inspira a Chkálov, a realizar su travesía en avión hacia EEUU; a Papanin, a intentar una conquista del Polo Norte; y a Kurchátov y Sájarov, a crear la bomba atómica. No creo que los de la cúpula quieran realmente rehabilitar a Stalin. Su idealización emana simplemente de este mito y a menos que nos desmarquemos de él, la situación irá empeorando año tras año", dijo Roguinski.
