Para renovar su economía, Rusia necesita cambiar la estructura de su población activa, en particular, reducir el número de las personas ocupadas en el sector industrial y el porcentaje de los trabajadores asalariados, que es el más alto de Europa, según se desprende de un estudio realizado por el Instituto de investigaciones sociales comparativas.
De cada 100 trabajadores rusos, 95 son simples asalariados. En las naciones de Europa Occidental el promedio de es del 87,2%, y en las de la Europa del Este, el 92,5%. Los empresarios y los autoempleados en Rusia representan apenas el 5% de la población, mientras que en el oeste y el este de Europa el porcentaje es del 13% y el 7,5%, respectivamente.
"Es un testimonio de lo precarias que son en Rusia las pymes y las empresas familiares", constata Liudmila Beliáeva, una de las autoras del estudio. "Por un lado inciden en esta situación ciertas condiciones objetivas, como la burocracia, la corrupción, la desprotección de las empresas y la imperfección de la política tributaria. Por otro lado, la gente es poco propensa a asumir los riesgos y la responsabilidad", piensa esta investigadora, quien encabeza el Centro para el estudio de cambios sociales y culturales anexo en el Instituto ruso de Filosofía.
Los profesionales de mediana o alta calificación representan más del 30% de los empleados en Rusia, nivel que la sitúa por delante de los demás países del antiguo bloque socialista y algunas naciones de Europa Occidental. No obstante, ellos trabajan básicamente en los sectores tradicionales mientras que el porcentaje de empleados en los ramos innovadores y en el sector de servicios sigue siendo inferior al de otras economías postindustriales. El grado de satisfacción con el trabajo también está por los suelos: el 6,14%.
"Formalmente, la calidad del capital humano en Rusia es alta pero será necesario reestructurar la economía y la composición profesional de la población para que el trabajo intelectual vaya reemplazando al físico, así como para asegurar la transición a una economía de alta tecnología e información, y formar una estructura social con un alto porcentaje de la clase media", opina Beliáeva.
