El acercamiento de Ucrania a la OTAN pone a Rusia ante la necesidad de abandonar el Tratado de amistad que Moscú y Kíev firmaron en abril de 1999, así como plantearse la recuperación de Crimea y Sebastópol, escribe el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, en un artículo publicado el lunes en el diario Izvestia.
Rusia debería preguntarse, "si vale la pena seguir fingiendo que mantiene una relación de amistad, cooperación y asociación con Ucrania gracias al Tratado". Hasta el próximo 1 de octubre, cualquiera de las dos partes puede notificar a la otra la decisión de abandonar dicho Tratado unilateralmente, y "es una posibilidad a considerar seriamente", señala Luzhkov.
Al suscribir aquel acuerdo marco, Rusia "renunció de un plumazo a sus derechos históricos sobre Crimea y Sebastópol" mientras que Ucrania, al obtener por primera vez soberanía auténtica, "se quedó a raíz del divorcio con un territorio cinco veces superior al de su dote matrimonial", recuerda el articulista. Detrás de la actual política ucraniana, en opinión de Luzhkov, se esconden "los intereses europeos, euroatlánticos y, para ser más concretos, estadounidenses, de acuerdo con los cuales se le reserva a Rusia la "honorable" función de proveedora de materias primas, siempre y cuando Ucrania, igual que Georgia, apunte al ingreso en la OTAN y se vea en esta Alianza".
"Contrariamente a lo que se afirma desde Occidente, la OTAN se va expandiendo a ritmos tales que el Mar Negro podría en diez años convertirse en el Océano Atlántico. A Ucrania la van arrastrando con mucha habilidad hacia la OTAN a pesar de que la inmensa mayoría de su población se opone a este paso. En Rusia entendemos perfectamente que el radar en la República Checa y los antimisiles en Polonia suponen un preludio a las bases militares en Ucrania", señala Luzhkov. Si Ucrania ingresa en la OTAN, Rusia se verá obligada a gastar recursos colosales para reordenar todo el sistema de defensa nacional, afirma él.
Luzhkov sugiere abandonar el Tratado ruso-ucraniano, al que califica de "cortina de humo que permite a los círculos gobernantes en Ucrania engañar de manera impune tanto a Rusia como a la población propia". Él cree que la primera consecuencia de este paso será el reconocimiento y el debate del problema de Crimea y Sebastópol sobre la base del Derecho Internacional. "El hecho de que Crimea quiere volver a casa, a Rusia, no constituye secreto alguno para políticos, sociólogos o, simplemente, hombres que piensan en términos honestos", afirma el alcalde.
