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Vida orgánica existe en lagos salados del Mediterráneo y bajo hielos de la Antártida

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Moscú, 17 de noviembre, RIA Novosti. Científicos han descubierto microorganismos que forman ecosistemas en condiciones extremas: bajo la coraza de hielo de la Antártida y en los lagos salados del fondo del Mediterráneo, informó hoy la Fundación Europea para la Ciencia.

Dichos ecosistemas desempeñan un importante papel en el proceso de fijación del ácido carbónico, se señala.

Los lagos en cuestión ubicados en el fondo del Mediterráneo, a profundidad de tres kilómetros, están privados del oxígeno y son de cinco a diez veces más salados que el agua marina. Según una hipótesis, el Mediterráneo se vio aislado del océano hace unos 250 millones de años, el agua del mar se evaporó y en el fondo se formaron capas de sal que más tarde se cubrieron de rocas sedimentarias. Luego que el mar volvió a llenarse, dichas capas en ciertos lugares entraron en contacto con el agua, resultado de lo cual se formaron los lagos salados.

En esa "salmuera" habitan comunidades de microorganismos activas. Mijaíl Yakímov y otros científicos del Instituto de Ecosistemas Marinos de Mesina, Italia, descubrieron más de una decena de nuevas variedades de bacterias que viven allí donde las aguas marinas ordinarias entran en contacto con la "salmuera".

Debido a la alta densidad, ésta última no se mezcla con el agua marina y tiene una línea divisoria muy clara, de un metro de ancho, en la que hay una gran diversidad de microorganismos. Igual que los microbios que habitan en fuentes termales, ellos pueden existir sin luz solar ni oxígeno.

"Las comunidades de microbios que habitan a gran profundidad en el Mediterráneo fijan una cantidad igual o hasta mayor del gas carbónico que las de las capas superficiales. Ese aporte debe tomarse en consideración, al hacer el balance global del carbono", señalan los científicos.

También los microorganismos descubiertos por Brent Christner y sus colegas de la Univesidad de Luisiana, EEUU, bajo la coraza de hielo de muchos kilómetros de grosor de la Antártida desempeñan muy importante papel en la fijación del ácido carbónico.

Bajo los hielos de la Antártida fueron descubiertos en los últimos decenios 150 lagos de agua dulce, formados bajo efectos del calor de las entrañas de la Tierra. Las pruebas de aguas sacadas, por ejemplo, del lago Vostok, el más grande de éstos (se ubica en la misma zona que la estación polar rusa del mismo nombre) contienen mucho más sustancias orgánicas y microbios que las capas ubicadas más cerca de la superficie de la coraza de hielo. Los cálculos realizados permitieron deducir que la "población" de la crioesfera y el carbóno orgánico contenido en ella pueden superar en centenares de veces los volúmenes de los ecosistemas de agua dulce del planeta, afirma Christner.

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