La suma que La Habana adeuda a Moscú ronda un límite crítico pero las partes van a conseguir una solución de compromiso, opina un experto consultado por Nezavisimaya Gazeta.
Durante la visita de Raúl Castro a Moscú, la primera que un dirigente cubano realiza a esta capital desde el colapso de la URSS, se firmaron más de treinta acuerdos, entre ellos, sobre la concesión de un préstamo estatal de 20 millones de dólares a Cuba. El viceministro ruso de Finanzas, Serguei Shatálov, dijo a Nezavisimaya Gazeta que La Habana recibirá este año de Moscú otros 150 millones de dólares, en forma de créditos atados.
La deuda que La Habana contrajo con Moscú en el período postsoviético podría de esta manera superar en 2009 la cifra de mil millones de dólares. Su deuda con la URSS, cuya sucesora legal es Rusia, se aproxima a 25 mil millones de dólares. Sin embargo, La Habana se niega categóricamente a admitir esta deuda y presenta a Moscú una contrademanda por importe total de 30 mil millones de dólares.
La Habana justifica su postura con el daño que supuso para la economía cubana la retirada de empresas rusas en 1992, recordó Vadim Teperman, director del Centro de estudios económicos anexo al Instituto ruso de América Latina.
Las compañías rusas cesaron drásticamente todas las operaciones en la isla sin reparar en las obligaciones contractuales. Cuba tardó casi tres años en recuperarse de aquel impacto y tuvo que gastar sumas colosales en la importación del combustible porque la construcción de una central nuclear se vio congelada.
Teperman considera que la deuda cubana se acerca a un límite crítico, tras el cual el acreedor podría darse cuenta de que el deudor es incapaz de acatar sus obligaciones de forma exhaustiva y a tiempo. El experto opina que Moscú debería ser muy prudente ahora y limitar las sumas que otorga a La Habana, tal y como hacen los países sudamericanos, por ejemplo, Brasil que asigna a tales efectos apenas 50-60 millones de dólares anuales.
Al mismo tiempo, está convencido de que La Habana y Moscú van a elaborar finalmente alguna solución de compromiso. Rusia, en su opinión, tendrá que contentarse con el cobro de una suma muy inferior a la que espera recibir hoy y recalcular la antigua deuda cubana en términos más realistas, tal y como hizo en su día con Vietnam.
Las reclamaciones recíprocas, por consentimiento de ambas partes, suelen quedar al margen de los contactos oficiales al máximo nivel para no empañar el panorama general de las relaciones bilaterales que ha sido positivo en estos últimos años. El viceministro Shatálov confirmó que este tema sensible no se planteó durante la estancia de Raúl Castro en Moscú.
