El Kremlin pretende actuar como líder y portavoz de los países emergentes cuando se debata el futuro de la economía mundial, escribe hoy prensa local al comentar las propuestas de Rusia con vistas a la cumbre del G-20 que tendrá lugar en Londres el próximo 2 de abril.
Los autores del documento que se dio a conocer el pasado lunes en la web del presidente ruso, http://www.kremlin.ru/, reflejaron con la habilidad de psicoterapeutas las aspiraciones y los resentimientos del mundo en desarrollo. Tras responsabilizar nuevamente a los países industrializados y a los organismos financieros internacionales de la actual crisis económica, Rusia propone suplantar el sistema financiero unipolar por otro, nuevo, basado en la cooperación entre varios centros regionales de importancia.
"Es evidente que estas medidas tienen como objetivo continuar el proceso de integración de Rusia en la comunidad financiera global", señala Román Paplínov, analista de la inversora Aton. También apuntan a "reducir la volatilidad en los mercados monetarios y de materias primas, lo cual sería beneficioso para todos los países orientados a la exportación".
Mark Rubinstein, de la inversora Metropol, piensa que la iniciativa rusa de crear varios centros de finanzas globales "provoca una sonrisa" porque aquéllos "son derivados de la actividad financiera" y "no basta con pegar simplemente el letrero de que aquí funciona un centro financiero".
Las propuestas publicadas ayer formarán parte del discurso que el presidente ruso, Dmitri Medvédev, va a pronunciar en la capital británica, cuando se reúna con otros líderes de las mayores economías del planeta. Fuentes próximas a la Administración rusa precisaron que la idea de convocar, después de la cumbre de Londres, una conferencia internacional para esbozar el nuevo orden mundial financiero implica la celebración de tal foro en Moscú. Ahora bien, para que esta conferencia sea un éxito es preciso que las propuestas del Kremlin sean avaladas por otras naciones.
El diputado ruso Evgueni Fiódorov, jefe del Comité para política económica en la Cámara baja, define las iniciativas de Moscú como un conjunto de medidas encaminadas a "frenar el monopolio financiero de EEUU". Los que han explotado esta tesis en los últimos cinco años han sido básicamente Irán y Venezuela, dos países que no pertenecen al G-20 ni al Foro de Estabilidad Financiera.
