Rusia decidió prestar ayuda al consorcio alemán Opel, sucursal de General Motros de EEUU, en el que ayer comenzó el procedimiento de bancarrota. Las pérdidas de la compañía excederán 3.000 millones de dólares en 2009. No es fácil encontrar explicación comercial a esa transacción, en la que en calidad de socio industrial actuará la empresa rusa GAZ, la que atraviesa una crisis, y los recursos los garantizará el Sberbank de Rusia.
En Opel trabajan unas 55.000 personas actualmente. La transacción en cuestión supone que los despidos sean mínimos en las fábricas alemanas. Es bien probable que próximamente se firme un convenio adicional de ensamblaje industrial. La administración de GAZ señala que los Opel podrían ensamblarse en la empresa Volga Siber, hoy parada.
Los gerentes de Magna, Canadá, que se encargarán de la gestión de Opel, dicen tener planes de conquistar el 20% del mercado ruso (actualmente, a Opel le corresponde un 3%). Para alcanzar tal objetivo, habrá que abaratar mucho los autos, fundando más fábricas locales, lo que llevaría al menos de 4 a 5 años. Además, el mercado automovilístico ruso vive un período complicado: en abril de 2009 se vendieron el 53% menos autos que en abril de 2008.
El futuro comercial de ese proyecto parece ser bastante indefinido. Pero son de mucha importancia los factores políticos, tales como el orgullo de Rusia, que supo adquirir una parte en la legendaria compañía alemana, y la amistad ruso-alemana. A la firma de la transacción contribuyó el ex canciller alemán Gerhard Schroeder, actual jefe del Consejo de Directores del proyecto de gas Nord Stream. Las relaciones especiales existentes entre Rusia y Alemania antes se revelaban precisamente en el sector energético, lo que le conviene a Rusia, que choca con una seria oposición por parte de la UE en esa materia. Las simpatías mutuas hacen posible realizar todo tipo de canjes: hoy en día Rusia les ayudará a los obreros alemanes, y mañana Alemania quizás le eche una mano al sector energético ruso.
