A pesar de todo, Belgrado ha acabado por ceder en el asunto Kosovo.
En vísperas de que la ONU vote la resolución sobre Kosovo, Serbia ha retirado su anteproyecto sobre esta región y se ha adherido al anteproyecto de la UE sin ningún tipo de reservas ni restricciones.
El documento, presentado como un anteproyecto conjunto de Belgrado y de la UE, fue aprobado por la mayoría absoluta de votos de la Asamblea General el 9 septiembre. A diferencia del documento serbio, en él no se dice nada de la ilegitimidad de la independencia de Kosovo, de la posición irreconciliable de Belgrado al respecto y de la necesidad de negociaciones futuras para determinar el estatus de Kosovo. Los diplomáticos de la UE han realizado un trabajo muy importante al redactar un documento que, sin ser jurídicamente vinculante, sí que es toda una declaración de intenciones. Una declaración que demuestra el cambio de postura tomado por Belgrado, aunque los serbios no lo admitan. La resolución abarca sólo los problemas no arreglados, y toma en consideración la resolución de la Corte Internacional de la ONU de julio pasado, según la cual la declaración de la independencia de Kosovo no contradice las normas del Derecho Internacional y sirve de base para establecer el diálogo entre Belgrado y Prístina con el fin de resolver asuntos de carácter económico-administrativo bajo la égida de la UE. Como la cuestión de la legitimidad de la independencia de Kosovo está resuelta, los asuntos técnicos de las relaciones entre Belgrado y Prístina pueden ser debatidos también por los países de la UE que todavía se niegan a reconocer este país. A saber: Grecia, España, Chipre y Eslovaquia. En la actualidad, Kosovo está reconocido por 70 estados, mientras que no lo reconocen 60, entre los que se incluyen Rusia y China (los dos poseen derecho a voto y son capaces de bloquear la admisión de Kosovo en la ONU). Los demás han aplazado el reconocimiento u ocupan una posición neutral.
Sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores de Serbia, Vuc Jeremic, dijo que Serbia nunca iba a aceptar la separación del 2008 y retrasó unas 3 horas la sesión de la Asamblea General de la ONU. Al ver en la sala la delegación de Kosovo, insistió en que saliera alegando a que Kosovo no era miembro de la ONU. Dos horas y media se tardó en aclarar el estatus de la delegación y finalmente fue admitida a la reunión como invitada por Francia, Inglaterra, Alemania, Italia y los EEUU.
En realidad, no tiene sentido discutir si las autoridades de Serbia han escogido el camino correcto, si son europeístas, eslavófilas, patriotas o traidoras. El presidente y su gobierno no tuvieron otra opción. Los dos se proclamaron partidarios de la vía europea, ya durante las elecciones presidenciales y si se hubieran opuesto a la resolución de Kosovo, Serbia habría visto vetada su entrada a Europa.
Tomando en cuenta la complicadísima situación económica de Serbia (cuyo deterioro en gran parte es resultado de los bombardeos de la OTAN en 1999), no tiene ningún futuro sin el apoyo de la UE. El futuro de Serbia sin la alternativa europea no es nada halagüeño. Sería un futuro de marginación política y económica entre los antiguos hermanos y hermanas yugoslavos, que ya han ingresado o están a punto de ingresar en la UE y la OTAN. Al margen de Europa, Serbia carece de más apoyos.
El síndrome de Kosovo tendrá repercusión en casi todos los continentes. Es poco probable que afecte mucho a las antiguas naciones europeas, como Gran Bretaña, Francia o Bélgica. Los escoceses, irlandeses, corsos y flamencos son gente levantisca pero no están locos. Sin embargo, hay otros países, donde la situación es mucho más grave. En China está Tíbet; en India, el Punjab, que busca independizarse y convertirse en Jalistán; en Turquía, Iraq e Irán están los kurdos; Indonesia tuvo su Timor Oriental; Sri-Lanka, sus Tigres de Liberación de Eelam Tamil. Los países con una larga historia de ansias separatistas son bastante más de lo que parece. Según los cálculos de la Universidad de Cambridge, su número supera los cien.
Rusia hizo todo lo posible para que la reconciliación de Kosovo se desarrollara dentro del marco del Derecho Internacional. Pero se le opusieron tanto los EEUU como los grandes de Europa, así que resultó inútil. Sin embargo, el precedente de Kosovo se convirtió en un triunfo que servirá para cualquier caso y para cualquier situación. Rusia perdió Serbia frente a Europa, pero defendió sus principios.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
