Tbilisi arruina su economía con sus propias manos

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El gobierno de Georgia canceló el pago de los subsidios mensuales para los refugiados de la zona de conflicto en Abjasia y Osetia del Sur.

El gobierno de Georgia canceló el pago de los subsidios mensuales para los refugiados de la zona de conflicto en Abjasia y Osetia del Sur.
 
Este decreto fue firmado recientemente por el ministro para Asuntos de los Refugiados de Georgia, Koba Subeliani,  según reveló el militante  del Partido Republicano y portavoz de “sakrebulo” (órgano de elección local) de Tbilisi, Tinatin Jidasheli.  
 
Si esto es  verdad, semejante paso tan impopular es muy  extraño a la luz de las serias dificultades de política interior, con las cuales se enfrenta el actual presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili.
Los refugiados representan una parte de población bastante significativa y politizada. Según un informe de la organización internacional de derechos humanos Amnesty International, estos refugiados suponen el 6% de todos los habitantes de Georgia.
 
La oposición georgiana acusa a las autoridades de malas intenciones, pero la causa real de la situación puede estribar en dificultades económicas.
 
La Georgia de Saakashvili suele jactarse de sus éxitos en la lucha contra corrupción, de su boom de construcción e incluso de la regulación eficaz de la gestión empresarial. Pero, por supuesto, todo tiene un reverso de la medalla. Algunos expertos incluso afirman que ya en 2013 a la república la espera la suspensión de pagos (default).

 Según los datos del inicio del corriente año 2010, su deuda externa agregada sobrepasa los 8,7 mil millones de dólares y sigue creciendo.
 En comparación,  según los resultados de 2009 todo el PIB de Georgia equivale a 10,6 mil millones de dólares. La mayor parte de créditos adquiridos por Tbilisi deben cancelarse en 2013, lo que da pie a pronosticar su insolvencia.
 
Aunque Georgia ha tomado muchos créditos durante la administración de Saakashvili, y recibe ayuda internacional, el ambiente social en el país no es nada favorable y casi una quinta parte de georgianos se consideran pobres.
Según las encuestas del diario georgiano Kviris Palitra, el 38,8% de la población está dispuesta a abandonar su país para instalarse en otro temporalmente o para siempre. Estas cifras parecen verdaderas y comprensibles: según los datos del comité de estadísticas de Georgia a pesar de todas las prestaciones, el ingreso nacional bruto per cápita, ha sufrido altibajos considerables a lo largo de toda la historia de independencia georgiana.
 
El hecho de que Georgia continúe solicitando créditos que aumentan sus problemas pero  no cambian la situación económica del país se debe, en parte, a la crisis mundial financiera y a la tensión política que abarca toda la región del Cáucaso.

 Pero existen problemas más concretos cuyo papel puede resultar más relevante aún.  Ante todo, es que Georgia todavía no participa activamente en la división del trabajo a nivel mundial. En las condiciones de economía global, los países pequeños, como es Georgia, lógicamente no pueden competir con los gigantes como los EEUU, China o la India casi en ninguna esfera.

Por eso, los estados pequeños escogen ciertos sectores de economía en los cuales pueden prosperar, y apuestan por ellos. Por ejemplo, en Liechtenstein que se convirtió en un centró odontológica de reputación en Europa.
 
¿Qué ramas podrían asegurar el bienestar de la economía georgiana? “Suelen hablar de las ventajas de los balnearios de Georgia, pero ¿acaso es posible competir en esta esfera con Turquía, Bulgaria y otros países con infraestructura turística desarrollada?”, - comenta Yuri Solosóbov, director de proyectos especiales del Instituto de estrategia nacional de Rusia.
 “Georgia goza de situación geográfica favorable, antes la llamaron “puertas de oro” entre Europa y Asia, pero debido a las zacapelas políticas de Tbilisi la puente hoy día pasa por el territorio de Rusia”, - asegura Solosóbov.

 En su opinión, si Georgia resuelve sus problemas políticos, podría convertirse en un centro de tránsito y logística. “Pero ahora, lo máximo a que puede aspirar es a la participación en proyectos logísticos de Turquía e Irán, pero no es una solución para sus problemas”,- añadió el experto.
 
“El presidente Saakashvili declaró hace poco que en el futuro Georgia sería una Suiza con elementos de Singapur. Pero yo creo que no es nada más que propaganda. Un economista se da cuenta de que puede haber lo uno o lo otro, pero es imposible mezclar los dos modelos de administración”,- comentó Georgi Jujashvili, director ejecutivo del Club de expertos independientes (Georgia).

 “Lo que tenemos aquí es un sistema clásico de capitalismo de nomenclatura, cuando el poder es también el director del negocio,- dijo. – Georgia no posee recursos materiales específicos. La situación es catastrófica: no producimos casi nada, no tenemos qué producir a base de nuestros recursos. Lo único que nos queda es turismo”, dijo el economista.
 En su opinión, “Georgia podría producir artículos caros de alta tecnología y desarrollar la rama innovadora a condición de que sea construida una sociedad democrática real y no ficticia”. “Nos hace falta establecer relaciones con estados vecinos, porque una integración exitosa de Georgia en los institutos políticos europeos requiere inversiones, pero inversionistas grandes no tienen interés por países de gran riesgo”, subrayó Jujashvili.
 
“Después de los años 90 en Georgia no queda nada que tenga que ver con innovaciones. No hay marcas bastante conocidas en el mercado mundial, el sistema bancario es débil. Se suele hablar de un auge que se espera en la economía de Georgia, pero esta información carece de fundamento”, – cuenta Elena Yatsenko, presidenta del fondo “Patrimonio de Eurasia” (Rusia).

“Para el auge falta una base en formación, en finanzas. Mientras tanto, las reformas de formación y educación que se realizan en el país provocan descontento en la Universidad estatal de Tbilisi, - sigue Yatsenko. - Georgia apropia tecnologías ajenas en todas las ramas de la ciencia. En una palabra, los inversores pueden interesarse sólo en el balneario georgiano”.
 
Para encontrar su lugar en la economía mundial, Georgia necesita una política bien pensada de largo alcance. Pero las autoridades de hoy se caracterizan por una tendencia de actuar impulsivamente.
Es poco probable que puedan contrarrestar los desafíos lanzados a la república transcaucásica. Al mismo tiempo, el que las autoridades georgianas intenten hacer de Rusia un símbolo del pasado y alejarse de ella al máximo, cierra una serie de direcciones perspectivas del desarrollo económico para Georgia.
 
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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