Buscando una salida del laberinto político moldavo

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El pasado domingo, 28 de noviembre, Moldavia celebró unas elecciones parlamentarias anticipadas con las que volvió a intentar salir del atolladero político.

El pasado domingo, 28 de noviembre, Moldavia celebró unas elecciones parlamentarias anticipadas con las que volvió a intentar salir del atolladero político.

Sin embargo, los comicios no ofrecen una respuesta clara a la pregunta de si se ha podido superar la crisis política en la que se sumergió el país después del 5 de abril de 2009. En aquella fecha, la oposición, representada por agrupaciones políticas de tendencias liberales acusó al Partido Comunista de Moldavia, que había conseguido 60 escaños en la Asamblea Nacional, de haber falsificado los resultados de las elecciones.

En el año y medio transcurridos desde dicha acusación, que desembocó primero en unas acciones de protesta y, luego, en unos disturbios masivos, no se ha logrado detectar ni un solo caso de estafa electoral. No obstante, en este lapso de tiempo se celebraron otras elecciones parlamentarias anticipadas, y la coalición liberal-demócrata, integrada por el Partido Liberal Demócrata de Moldavia, el Partido Liberal, el Partido Demócrata de Moldavia y la alianza Nuestra Moldavia, consiguió ganar terreno y llegar al poder.

Los resultados preliminares de las últimas elecciones parlamentarias han puesto de manifiesto varias cosas: en primer lugar, los representantes de las elites políticas locales, integradas en la coalición Por la Integración Europea, son incapaces de llevarse bien. La, hasta el momento, aparentemente unida  coalición ha sido ya abandonada por la Alianza Nuestra Moldavia que ha logrado un modesto 2,1% de los votos emitidos.

También ha perdido bastantes votos el Partido Liberal liderado por el presidente en funciones y portavoz del Parlamento, Mijay Guimpu, conocido por promover la idea de la unión entre Moldavia y Rumanía y por sus declaraciones antirrusas.

En comparación con las elecciones anteriores ha perdido casi 5,5% de los votos, alcanzando sólo el 9,02% frente al 14,68% del año pasado. En el enfrentamiento de dos de los rivales dentro de la coalición, el Partido Demócrata de Marian Lupu y el Partido Liberal Demócrata de Vladimir Filat, acabó ganando este último: estos partidos cosecharon 13% y 28,29% de los votos emitidos, respectivamente.

La traducción de estos porcentajes en escaños ofrece los siguientes resultados: 44 escaños para el Partido Comunista; 31 escaños para el Partido Liberal-Demócrata de Moldavia; 15 para el Partido Demócrata de Moldavia y 11 para el Partido Liberal.

A primera vista, el país vuelve a meterse en un atolladero político. Ninguno de los partidos representados en el Parlamento puede por sí mismo designar al Jefe de Estado y solucionar de esta forma el principal problema político que atenaza al país durante el último año y medio. Sin embargo, los analistas aseguran que esta situación deja espacio a numerosas combinaciones que podrían ayudar a partir este nudo gordiano. Se trata de la creación de una coalición de partidos.

Según politólogos, la coalición de mayor potencial político sería la formada por el Partido Comunista y el Partido Demócrata. En este caso, la unión de la izquierda con los demócratas contaría con el respaldo de 59 diputados.

No sería suficiente para elegir al Presidente, ya que este puesto exige una mayoría cualificada de 61 votos; pero sí para formar el gobierno y elegir al jefe del Parlamento. Posteriormente, esta coalición simplemente tendría que adaptar las normas legislativas al número de diputados con que cuenta y elegir finalmente al Jefe de Estado.

Tampoco se descarta la posibilidad de la formación de una coalición tripartita, formada por el Partido Comunista, los demócratas y parte de los diputados por el Partido Liberal-Demócrata de Moldavia. En este caso, el problema de elección del Presidente sería solucionado en la primera sesión del futuro Parlamento.

Algunos analistas ven posible la unión del Partido Liberal-Demócrata, del Partido Demócrata y del Partido Liberal, es decir, el surgimiento de una especie de alianza Por la integración europea. No obstante, tal probabilidad no es muy alta, ya que parecen existir unas contradicciones difícilmente salvables entre Marian Lupu y Vladimir Filat.

La élite política de Moldavia ha de encontrar una salida a esta delicada situación para que el país finalmente tenga un presidente y las instituciones del Estado vuelvan a funcionar como es debido. El pasado domingo, los ciudadanos de Moldavia concedieron a ciertos políticos potestades para hacerlo.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI


* Vladimir Novosadiuk es Jefe de la oficina de RIA Novosti en Chisinau (Moldavia)

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