Los pasos de Moscú y Washington para contener a Seúl y Pyongyang

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Ante la agudización de la tensión en la península de Corea, Estados Unidos y Rusia emprenden medidas para contener la retórica de confrontación entre Seúl y Pyongyang, con metas a restablecer el proceso negociador entre las partes enfrentadas.

Ante la agudización de la tensión en la península de Corea, Estados Unidos y Rusia emprenden medidas para contener la retórica de confrontación entre Seúl y Pyongyang, con metas a  restablecer el proceso negociador entre las partes enfrentadas.

Entre los pasos emprendidos vale destacar la visita a Moscú, el pasado mes de diciembre, del viceministro de asuntos Exteriores de Corea del Sur, Wi Sung-Lac.

Durante su estancia en la capital rusa el diplomático surcoreano se entrevistó con representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
Días antes, tuvo lugar una reunión semejante entre diplomáticos rusos y el Ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Norte, Pak Ui Chun.

Y aunque parecieron consultas rutinarias en vísperas de la siguiente ronda de conversaciones a seis bandas sobre el “problema nuclear coreano”, los encuentros de Moscú  tuvieron  relevancia por varias circunstancias.

En primer lugar, porque todavía no está claro si será posible reunir próximamente en Pekín a los representantes de los seis países participantes: las dos Coreas, China, Rusia, Estados Unidos y Japón.

Tampoco se sabe si merece la pena reunir a todos o será necesario establecer algún otro formato completamente diferente.

Lo que sí quedó  claro es que, sea cual sea el lugar de la futura reunión, es indispensable solucionar no sólo el asunto nuclear, si no todo el resto de problemas que enfrentan a las dos Coreas.

En este sentido es importante destacar que entre Moscú y Washington se notan indicios hacia una postura común sobre la situación en Corea. Y en el caso de que ese entendimiento se traduzca en posturas comunes,  la zona del noreste de Asia empezará a vivir una situación diferente.
 
Las dos Coreas estimulan la tensión

El problema consiste en que en estos momentos ambas Coreas perturban por igual la paz en la península. Todavía no habla de ello abiertamente, sobre todo, en los círculos diplomáticos, sin embargo este hecho cada vez es más evidente.

Aunque, hay quienes lo comentan, como por ejemplo el principal periódico chino Renmin Ribao, que lo explica de la siguiente forma: “las continuas maniobras conjuntas de Estados Unidos, Corea del Sur y Japón hacen que los medios de comunicación norteamericanos y japoneses lleguen a la conclusión de que esas maniobras van dirigidas claramente contra Corea del Norte”.

Y otra cita: “A pesar del aviso de Pyongyang, la Flota de surcoreana llevó a cabo maniobras en las que se emplearon municiones de combate en el zona marítima disputada cerca de las costas occidentales de la península”, lo que no pudo menos que aumentar el enfrentamiento entre las dos Coreas.

Y eso ocurrió, dicho sea de paso, después del 23 de noviembre, cuando los norcoreanos respondieron a unas maniobras muy parecidas con fuego de artillería contra la isla surcoreana de Yeonpyeong.

A primera vista, la reacción a estos acontecimientos coincide perfectamente con la postura tradicional de los seis participantes en las negociaciones.

En Washington sólo se reunieron tres ministros de Asuntos Exteriores, en concreto, los de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur y poco después empezaron las maniobras.

Pekín y Moscú, sin embargo, tienen una visión de los acontecimientos bastante diferente: China formuló una invitación para visitar el país al presidente del Parlamento de Corea del Norte y Rusia también tiene una postura propia al respecto.
En la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia se puede encontrar comentarios sobre el “aumento de las tensiones políticas y militares en la península Coreana, que se alimenta, entre otros factores, por la realización de unas maniobras militares de gran envergadura”.

Merece la pena también fijarse en la desigual cobertura informativa de las reuniones de los diplomáticos rusos con sus homólogos sur y norcoreanos, presentada en la página web.
               
Un intermediario que genera problemas

En cuanto a la nueva postura de Estados Unidos que sólo se empieza a perfilar en estos momentos, no queda otro remedio que recurrir a fuentes “que desean mantener el anonimato”. Estas fuentes llaman nuestra atención sobre un hecho evidente: la incapacidad para avanzar en la solución de los dos problemas nucleares más candentes, el de Irán y el de Corea del Norte, que son dos puntos débiles de la diplomacia estadounidense.

Y ya que Moscú y Washington han conseguido llegar a un cierto entendimiento en cuanto al asunto iraní, ¿por qué no intentar hacerlo en el caso de Corea del Norte?

Además, la insolencia característica de las actuales autoridades surcoreanas -a diferencia de sus rivales políticos, por ejemplo, del ex presidente del país, Roh Moo-Hyun- le traerá a Estados Unidos desagradables recuerdos de Israel, que aunque por costumbre le siga llamando socio, es claramente una carga para Washington.

Tener otra carga similar en la península Coreana ya es demasiado.
 
Pekín está cansado de obrar milagros

También vale la pena recordar que el sitio tradicional para la celebración de las negociaciones para el problema coreano siempre ha sido Pekín, considerándose China el país “que más había avanzado en el mantenimiento de una frágil paz entre las dos Coreas”. Y ¿qué es lo que está pasando ahora?

Pekín tiene la impresión de que la Administración de Barack Obama había iniciado el “retorno de Estados Unidos a Asia” para desplazar a los chinos y reducir su influencia en la región. Las maniobras militares conjuntas con Corea del Sur y Japón también son vistas como parte de este “retorno”.

Por lo tanto, china se muestra cautelosa en cuanto a la situación con las dos Coreas y prefiere abstenerse de cualquier iniciativa.

Lo más interesante en estos momentos es el grado de entendimiento al que puedan llegar Moscú y Washington. Rusia seguramente no tiene intención de quitarle protagonismo a China en el proceso de arreglo pacífico en la península Coreana ni de minar su influencia en la zona.

Sin embargo, se muestra completamente dispuesta a ensayar, también en el ámbito asiático, la cooperación con Estados Unidos.
 
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI.

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