Las opciones de Egipto tras el retiro de Mubarak

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Los disturbios y manifestaciones en Egipto que no repuntan los últimos nueve días afectan a todo el mundo. Los precios del crudo siguen subiendo y preocupa la posibilidad de un cierre del canal de Suez, una de las rutas claves del tráfico marítimo mundial.

Los disturbios y manifestaciones en Egipto que no repuntan los últimos nueve días afectan a todo el mundo. Los precios del crudo siguen subiendo y preocupa la posibilidad de un cierre del canal de Suez, una de las rutas claves del tráfico marítimo mundial.

El último faraón de Egipto

La cuestión que interesa a todo el mundo, a Washington, Moscú,  Tel Aviv y Londres, es ¿cuánto tiempo más será capaz de mantenerse en el poder el presidente egipcio Hosni Mubarak?

No cabe duda de que el “faraón” que dirige el país desde hace 30 años debe dimitir. Ya no se trata de “si” sino de “cuándo” se marchará.

Aunque en realidad, el problema principal es cómo se puede prevenir que el régimen de Mubarak sea reemplazado en Egipto por un islamismo radical y todas sus consecuencias.

El presidente estadounidense, Barack Obama, apoya “una transición ordenada a un gobierno que sea atento a las aspiraciones del pueblo egipcio”. Washington suele recurrir a tales términos cuando no puede abiertamente volver las espaldas a su socio al que no está dispuesto a apoyar más.

La situación en el país de las pirámides es muy extraña. La “revolución egipcia” que se inició el pasado 1 de febrero con espontáneas manifestaciones de protesta contra la pobreza y falta de respeto a las libertades, etc. se convirtió en la lucha contra el presidente Hosni Mubarak.
Por su lado, el Ejército egipcio sacó los tanques a la calle para mantener la seguridad.

Es posible que Mubarak siga una táctica sutil de dar al pueblo egipcio la posibilidad de alborotar, esperando que esté se canse con el caos, la falta de mercancías en almacenes, saqueo, etc. y restaurar en el país la paz y estabilidad manteniendo su poder.

Antes, esta estrategia tuvo éxito. Pero parece que Egipto ya sufrió demasiado y está cansado del gobierno de Mubarak para caer en la misma trampa, aunque el presidente egipcio no es el peor líder en el Oriente Próximo.

Las opciones de Mubarak

En la época de faraones, el poder en Egipto tenía dos pilares, los sacerdotes y el Ejército. Los sacerdotes ya han pasado a la historia, tan sólo se quedan los militares que hoy en día deben decidir el destino del presidente egipcio.

La mejor opción sería no esperar las próximas elecciones previstas para el septiembre que, en realidad, serían los segundos comicios presidenciales en la historia del país. Hasta las primeras elecciones celebradas en 2005, el presidente se elegía por un  parlamento obediente.

Mubarak debería convocar elecciones anticipadas dentro de uno o tres meses para que la oposición no tenga tiempo suficiente de prepararse.
Mubarak ya se reunió con los altos mandos del Ejército que siempre ha sido instrumento de apoyo al poder. Pero ahora los militares han manifestado su descontento con la idea de Mubarak de preparar para sucesor a su hijo Gamal.

Desde el golpe de estado perpetrado en Egipto en 1952, todos los líderes de este país árabe fueron militares, incluido Anwar Sadat y el propio Hosni Mubarak. Pero Gamal no lo es.

Es posible que Mubarak esté buscando a su sucesor potencial que sea aceptable por el Ejército y al mismo tiempo tenga intenciones de acordar las condiciones de su retiro. En el Oriente Próximo es muy importante recibir garantías de la seguridad personal, para la familia  y el patrimonio.

Algunos manifestantes ya exortaron que Mubarak comparezca ante el tribunal por los delitos perpetrados durante 30 años de su gobierno.

¿Puede un Premio Nobel ayudar al otro?

Mubarak instituyó el cargo de vicepresidente por primera vez durante su gobierno y designó como tal al jefe del Servicio de Inteligencia Omar Suleimán, y como nuevo primer ministro, al ex ministro de la aviación civil, Ahmed Shafiq. Pero esto no le ayudará a Mubarak a quedarse con el sillón presidencial.

Estas personas fueron elegidas para la “segunda opción” del desarrollo de acontecimientos que también es oportuno. Se trata de un período transitorio hasta las elecciones presidenciales previstas para el septiembre próximo durante el que Mubarak podrá preparar a su sucesor y retirarse honradamente tras haber cumplido su mandato.

Ni Suleimán ni Shafiq no han sido implicados en escándalos de corrupción, aunque estos son muy frecuentes en Egipto. Uno de ellos o el actual ministro de Defensa, Mohamed Hussein Tantawi, pueden ser nombrados como candidatos a la presidencia si Mubarak no renuncia a su cargo hasta el septiembre.

Durante los pasados 29 y 30 de enero, Washington y El Cairo mantuvieron comunicación activa. El presidente de EEUU, Barack Obama, y su homólogo egipcio, Hosni Mubarak, sostuvieron una conversación telefónica.

El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Egipto, Sami Anan, cumplió una visita a Washington. EEUU destaca el profesionalismo de los militares egipcios, y, a juzgar por todo, les da a entender que Mubarak debería dimitir e iniciar la transferencia del poder mientras que esto es posible y realizable.

La Casa Blanca apoya casi abiertamente la candidatura de uno de los líderes de la oposición egipcia Mohamed El Baradei, otro Premio Nobel de la Paz.

Los pros y los contras de Mohamed El Baradei

El propio líder de la oposición egipcia, El Baradei, entendiendo que el ejército es el garante del poder en Egipto, anunció que las Fuerzas Armadas son una parte del país y que planea iniciar negociaciones con los altos mandos militares.

Cabe mencionar que fueron generales los que persuadieron al presidente de Túnez, Zin Al Abidin Ben Ali, abandonar el país tras la revolución tunecina.

El Baradei conviene a todos, es decir, a EEUU, a Rusia y a Europa. Pero es un líder interino porque causa una impresión ambigua a los ciudadanos de Egipto.

El Baradei residía fuera de Egipto durante muchos años y tardó mucho en adherirse a la “revolución egipcia”.

Según uno de los conocidos disidentes de Egipto, el líder del partido liberal El Ghad y principal rival de Hosni Mubarak en las elecciones presidenciales de 2005, Ayman Nour, “varios políticos y fuerzas se unieron a las manifestaciones de protesta muy tarde y evidentemente tienen intenciones de montarse en la ola de descontento público”.

Es una alusión directa a El Baradei y muchos comparten esta opinión. Cuando El Baradei  vino a Egipto se oía decir: “Es nuestra revolución, no tuya”.

El Ejército se preocupa por el hecho de que los Hermanos Musulmanes, la gran fuerza islamista de Egipto, manifestaron su apoyo a la candidatura de El Baradei.

Existe la tercera opción. Se puede esperar hasta que las manifestaciones de protesta se debiliten y reprimirlas junto con la oposición. Pero este escenario es poco probable. Egipto ha cambiado.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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