En la entrevista concedida a RIA Novosti, politólogo Mijaíl Troitski afirma que la cooperación entre Rusia y EEUU no se limita a asuntos de seguridad internacional.
-El vicepresidente de Estados Unidos Joseph Biden, acaba de visitar Moscú. Muchos comentaron esa visita como un viaje de reconocimiento del clima ruso con miras a la visita a Rusia del presidente Obama en verano próximo. ¿Qué impresiones tuvo usted?
-Sí, fue una visita para sondear el ambiente en Rusia, en primer lugar, en el aspecto de la política de reinicio de relaciones. Lo que Biden dijo aquí difiere mucho de la retórica de su entrevista concedida a Wall Street Journal en 2009. Pero me abstendría de rebajar la importancia de la visita del vicepresidente de EEUU, político del más alto nivel. El interés de EEUU por impulsar la política de reinicio acentuado por Biden es un hecho muy elocuente.
-Seamos honestos. La cooperación Rusia – EEUU de momento no pasa a ser una intención. ¿Hay algún resultado concreto, según usted?
-Podríamos señalar determinados aspectos de nuestra cooperación, por ejemplo, en Afganistán, donde EEUU tiene numerosos problemas; de la coordinación de la política hacia Irán, de la lucha contra el terrorismo, etc. Mi impresión de la etapa actual del reinicio de relaciones es la siguiente: las dos partes aspiran a llenarla de una forma más completa.
El descontento por lo que tenemos ahora es un propulsor de desarrollo de las relaciones ruso-estadounidenses. Cuando las partes se sienten hoy día a la mesa de negociaciones para debatir, por ejemplo, la reducción de armamentos, no lo hacen para crear apariencias, como podía suceder entre la URSS y EEUU en las décadas del 70 y el 80 del siglo pasado. Hoy alcanzan objetivos concretos y, en mi opinión, pueden lograr progreso en las esferas más diversas y no sólo en materia de seguridad. El análisis de los problemas económicos, el tema de los visados, las negociaciones sobre Oriente Próximo, la política que EEUU aplica en los países limítrofes con Rusia: todos esos asuntos son una confirmación de que la etapa actual de relaciones se distingue mucho de lo que teníamos antes.
-Usted mencionó el problema de visas. Tuve la impresión de que Biden quedó muy extrañado cuando le plantearon ese tema.
-Probablemente así fue. La suspensión de visados es un asunto burocrático, pero un impulso político podría ayudar a su solución. Biden y Putin podrían imprimir tal impulso. La primera reacción de Biden fue positiva, lo que es importante. El vicepresidente no intentó evadir la respuesta. Pero francamente dicho, tendremos que hacer mucho para conseguirlo. Si las dos partes sienten descontento con lo alcanzado y quieren seguir mejorando sus relaciones, no habrá nada imposible.
-¿Podemos mirar con optimismo al futuro?
-Sí, realmente. Existe una voluntad política, lo que es lo más importante. Sin esa voluntad no habríamos concertado el convenio de reducción de las armas estratégicas. Se puede estar analizando hasta lo infinito determinados problemas, pero mientras no haya intenciones concretas, no se firmará nada. Tal intención se siente hoy día. Por supuesto, existen razones por las que el reinicio de relaciones puede detenerse, pero si seguimos el camino elegido, será poco probable que una de las partes renuncie a la intención de mejorar las relaciones.
