El apoyo de los países occidentales a las aspiraciones de los kosovares albaneses impide el diálogo entre Belgrado y Pristina, informaron hoy en la Cancillería rusa.
“Consentir las desmesuradas ambiciones de la parte albano-kosovar, alejarse de la neutralidad de la participación internacional y apostar por la solución armada del conflicto siempre se salda con consecuencias negativas para el arreglo en Kosovo y el diálogo entre Belgrado y Pristina”, dijo el portavoz del Ministerio de Asuntos exteriores de Rusia, Alexander Lukashevich.
El funcionario señaló que el aumento de la violencia en Kosovo elevará la tensión en todo el territorio de los Balcanes.
“Confiamos en que de lo ocurrido se sacarán conclusiones para evitar nuevas escaladas de tensión. Esperamos que Belgrado y Bruselas encontrarán la manera óptima de continuar el proceso de negociaciones entre la parte serbia y los representantes albanokosovares”, dijo Lukashevich.
La tensión en la parte norte de Kosovo, poblada mayoritariamente por serbios, se disparó a mediados de septiembre después de los incidentes en los puestos fronterizos de Jarinje y Brnjak, situados en la frontera administrativa entre Kovoso y el resto del territorio serbio.
El 25 de julio, las autoridades albanokosovares intentaron tomar el control de ambos puestos controlados hasta ahora por efectivos de la KFOR. Esta acción causó el nuevo brote de violencia y dio inicio a la crisis en la región.
Kosovo proclamó su independencia de forma unilateral en febrero de 2008, apoyado por EEUU y varios países europeos. Para la fecha, ha sido reconocido como Estado soberano por 76 de los 193 países miembros de la ONU.
