Los opositores instan a las autoridades de Rusia a cambiar de rumbo

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Las manifestaciones de protesta celebradas el pasado 5 de diciembre en Moscú y San Petersburgo no conllevarán a una rebelión, pero pueden complicar el trabajo de Rusia Unida en el nuevo parlamento.

Las manifestaciones de protesta celebradas el pasado 5 de diciembre en Moscú y San Petersburgo no conllevarán a una rebelión, pero pueden complicar el trabajo de Rusia Unida en el nuevo parlamento.

Así lo afirman los expertos quienes, además, creen que las elecciones presidenciales a celebrarse en marzo de 2012 y cuyo favorito es Vladimir Putin, no transcurrirán “como una balsa de aceite”.

Según estiman los participantes en la manifestación de protesta autorizada que tuvo lugar en la capital rusa un día después de las elecciones parlamentarias, unas 7.000 personas se congregaron en la parte céntrica de Moscú para protestar contra las irregularidades cometidas en los comicios.

Las autoridades hablan de la participación de tan sólo unos 2.000 activistas.

Cuando los manifestantes intentaron romper los cordones de la policía y suspender el tráfico para continuar la manifestación e irrumpir hacia las calles adyacentes, más de 300 personas fueron detenidas, entre ellas el famoso bloguero Alexei Navalni y el líder opositor Ilya Yashin. El pasado 6 de diciembre, un tribunal de Moscú condenó a Yashin a 15 días de cárcel por haber desobedecido las órdenes de la policía.

La oposición intentó convocar asimismo una protesta en San Petersburgo. Esta manifestación fue menos masiva que en Moscú (varias centenares de opositores) y se celebró sin autorización previa. La policía detuvo a 120 personas.

Varios politólogos consideran que estas manifestaciones se han convocado en protesta contra los resultados de las elecciones parlamentarias en las que el partido oficialista Rusia Unida salió ganador, aunque perdió su mayoría de dos tercios en la Duma de Estado, cámara baja del parlamento ruso.
Según otros expertos, un limitado grupo de personas denuncia presuntas infracciones masivas cometidas durante los comicios y provoca las protestas de la oposición con el fin de recibir el apoyo del Occidente.

Mientras tanto, todos los expertos afirman que las autoridades de Rusia se verán obligadas a introducir correcciones en el rumbo político.

¿Se repiten los acontecimientos de 1991?

La manifestación de protesta en Moscú contó con la participación de representantes de casi todos los partidos políticos. Varios usuarios de Facebook comparan esta acción con los acontecimientos de 1991, cuando miles de personas se dirigieron hacia la sede del gobierno ruso.

Los expertos consideran que las actuales acciones de protesta, aunque son las más masivas de los últimos años, no tienen nada que ver con las que tuvieron lugar en 1991. “En 1991, las manifestaciones formaban parte de una estrategia mientras que hoy en día, se trata de un episodio accidental. Parece que los propios organizadores no pudieron imaginar las consecuencias de las protestas”, dijo a RIA Novosti Vladisláv Inozémtsev, director del Centro de estudios de la sociedad postindustrial.

El historiador y periodista ruso, Nikolai Svanidze, recordó que el número de participantes en las manifestaciones actuales es incomparable con las protestas de 1991, cuando centenares de miles de manifestantes se dirigieron a la sede del Gobierno.

Según Svanidze, en aquella época los rusos tenían muchos más motivos para sentirse descontentos. En 1991, “la situación económica y social fue deplorable. El país carecía de productos alimenticios, etc. Hoy en día, Rusia vive mejor”, aseguró el experto, añadiendo que las manifestaciones actuales seguramente no invertirán el curso de la historia, pero pueden empujar al poder a introducir cambios en su política.

¿Es la voz del pueblo o de una provocación?

Las manifestaciones de protesta “muestran que los ciudadanos rusos están demasiado activos y podemos suponer que la afluencia a las urnas durante las presidenciales de marzo sería muy alta”, afirma Vladisláv Inozémtsev.

“La propia idea de que Putin pueda ocupar el sillón presidencial durante los próximos 12 años, causó la reacción negativa de una parte del electorado. El error principal cometido durante la campaña electoral fue la apresurada postulación de Putin para la presidencia de Rusia”, dice el experto.
Según el partido Rusia Unida, el único objetivo que perseguían los manifestantes el pasado 5 de diciembre, fue provocar disturbios. Así calificaron los miembros del partido oficialista los llamamientos a continuar las protestas y dirigirse hacia la plaza Lubianka.

“Quisiera recordar que las autoridades dieron su visto bueno para celebrar manifestación en una plaza céntrica de Moscú donde los representantes de la oposición podían congregarse y decir todo lo que querían. Pero las acciones de los opositores demostraron que no sólo procuraban celebrar un mitin para expresar su postura sino provocar disturbios masivos”, declaró a RIA Novosti Andrei Isáev, miembro del consejo general de Rusia Unida.
El catedrático de la Escuela Superior de Economía de Rusia, Leonid Poliakov, comparte este criterio. Según él, los organizadores de las manifestaciones de protesta intentaron crear la apariencia de infracciones masivas en los comicios.

“Independientemente de los resultados de las elecciones, los opositores planeaban convocar mítines”, afirmó el politólogo en su entrevista a RIA Novosti. “A mi juicio, se trata de una acción premeditada con el fin de mostrar a la comunidad occidental que el régimen ruso no sólo falsifica los resultados de las elecciones sino que también reprime la libertad de los ciudadanos de Rusia”, dijo Poliakov.

"Es necesario hacer algo"

“Las manifestaciones de protesta no tuvieron consecuencias masivas, a pesar de los designios de sus organizadores”, cree Poliakov. Pero, según el experto, las autoridades deben reaccionar a esta señal de descontento social.

“El partido oficialista deberá emprender algo, si es capaz de hacerlo”, dijo Svanidze. “De lo contrario, se enfrentará con muchos problemas”, añadió. Según Svanidze, las elecciones presidenciales en marzo de 2012 no transcurrirán “como una balsa de aceite” y esto será el problema principal.
“Putin no sólo debe ganar los comicios en la primera vuelta sino ganarlos con éxito brillante. Debe conservar la aureola del triunfador invencible, y será una tarea complicada, porque la situación en Rusia cambió, así como cambiaron los ánimos del electorado”, opina Svanidze.

Las autoridades se muestran conformes con la necesidad de cambios. “Es evidente que deberían renovarse tanto Rusia Unida como el propio Putin. En su condición de candidato a la presidencia de Rusia, él debe adelantar nuevas ideas, formar nuevas alianzas”, declaró el portavoz del Gobierno ruso, Dimitri Peskov, a la agencia británica BBC el pasado 6 de diciembre.

Agitación local y época nueva

En caso de que el poder no reaccione adecuadamente a las protestas, esto puede conllevar a la consolidación de la oposición, cree Vitali Inozémtsev.

“Esto puede movilizar a la oposición en la antesala de las elecciones presidenciales”, destacó el experto. Según él, hoy en día, no existe un líder opositor capaz de convencer a las masas de apoyar a su candidatura. Pero en caso de que tal personalidad aparezca, las autoridades ya no podrán controlar la situación.

Mientras tanto, según los datos sociológicos, la situación en Moscú difiere mucho de la situación en Rusia en general.

Según el director adjunto del Centro de Estudios Sociológicos de Yuri Levada (Centro Levada), Alexei Grazhdankin, los resultados de las legislativas corresponden a los datos de los sondeos de opinión pública realizados en vísperas de las elecciones.

Según Grazhdankin, los que se congregaron para protestar contra las irregularidades electorales en Moscú y San Petersburgo, son incapaces de protagonizar una revolución ni obligar al poder a cambiar de política.

Nikolai Svanidze cree que lo que importa no es el número de los manifestantes sino su postura. En la época de Internet y dispositivos móviles con cámaras fotográficas o de vídeo incorporadas, las supuestas irregularidades en el proceso de votación inevitablemente saldrán a la luz pública.
“Los partidos políticos deberían aprender a manejar los últimos avances tecnológicos”, concluye Svanidze.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTl CON LA DE RIA NOVOSTI

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