Conflictos entre fanáticos enturbian la fiesta del fútbol

© RIA NovostiHinchas rusos atacados por hinchas polacos en Varsovia
Hinchas rusos atacados por hinchas polacos en Varsovia - Sputnik Mundo
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Los apuntes de Vadim Dubnov, que no entiende demasiado de fútbol y es, además, un escéptico empedernido, se caracterizan por una actitud cotidiana, un humor algo tosco y un mes de noches en blanco.

Los apuntes de Vadim Dubnov, que no entiende demasiado de fútbol y es, además, un escéptico empedernido, se caracterizan por una actitud cotidiana, un humor algo tosco y un mes de noches en blanco.

Para la mayoría de los aficionados al fútbol la Eurocopa 2012 concita los requisitos mencionados arriba. Hoy se hablará de cuestiones de vida o muerte.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En relación a la Eurocopa el asunto a vida o muerte es, por supuesto, el partido Rusia–Polonia. Es verdad que en campeonatos de este nivel no hay rivales débiles, pero los polacos siempre han sido para nuestros futbolistas lo que eran los checos para los jugadores al hockey rusos. Es un tema que permite amplias divagaciones. Por otra parte, incluso contando con Lewandowski y Blaszczykowski el equipo polaco no se aproxima ni de lejos a Zbigniew Boniek, Grzegorz Lato ni Andrzej Szarmach, lo digo para quienes se acuerdan de estos jugadores…

En realidad, la importancia del fútbol en el contexto de las relaciones ruso-polacas se reduce a que los campeonatos se suelen celebrar en verano, por lo que nos tocó enfrentarnos a los polacos ahora y no en otoño, por ejemplo, cuando cada 4 de noviembre se conmemora la victoria de las tropas rusas sobre los invasores polacos en 1612.

El 12 de junio, día en el que se celebra la Fiesta nacional de Rusia, también ofreció un buen motivo para acordarse de la historia. Habría que agradecer a la Asociación de Hinchas de Rusia el no haberles recordado a los polacos en la marcha organizada en Varsovia el intento de Polonia de separarse del Imperio ruso en 1863. Aunque incluso sin estas incursiones en la historia hubo bastantes motivos de tensión.

Merece la pena señalar también que los hinchas polacos son considerados entre los más alborotadores de Europa, de modo que los preparativos para el partido Rusia–Polonia tuvieron lugar en un ambiente bastante tenso: era como si los Embajadores de ambos Estados hubieran sido retirados ya y estuviera a punto de anunciarse la movilización general.

Parece que ni siquiera los patriotas rusos más fervientes se creen que los feroces polacos hubieran agredido a los indefensos hinchas de la selección de Rusia. Sin embargo, habría que tener en cuenta un detalle importante del mundo futbolístico. Ocurre que los aficionados al fútbol si se enzarzan en una pelea, ésta suele surgir de una manera espontánea, nunca organizada a propósito. Para este objetivo en cualquier movimiento de hinchas existen y -es un fenómeno universal- los llamados grupos de combate.

No tiene sentido buscar lógica alguna ni motivos de enemistad: los polacos se enfrentaron a los rusos en Varsovia, de igual forma que los rusos persiguieron por toda Moscú y sin razón aparente a los hinchas de Manchester United que habían venido a apoyar a su equipo en la Liga de Campeones. Los grupos de combate tienen sus propias tradiciones salvajes y, de haber sido lo que ocurrió en la marcha por Varsovia un mero enfrentamiento de los hinchas ansiosos de acción, no habría que preocuparse demasiado.

Sin embargo, no fue el caso

Los polacos se abalanzaron sobre los hinchas rusos pero en el fondo de sus corazones sentían que marchar por Varsovia el 12 de junio, fiesta nacional de Rusia, era una hazaña digna de ser realizada.

En un principio, la idea no tenía nada de criminal y en unas determinadas circunstancias y con unas ciertas actitudes pudo haber salido un evento bastante presentable. Sin embargo, los organizadores se daban perfecta cuenta del carácter ambiguo de la iniciativa y de las consecuencias de sus actos, porque no había que ser ultranacionalista para ver aquella manifestación como un reto a la sociedad polaca.

Posiblemente, los jóvenes miembros de la Asociación de Hinchas de Rusia no estaban al tanto de los pormenores de la historia de las relaciones bilaterales, pero hubo también personas que cometieron en Varsovia este acto de provocación conscientemente.

Todo el mundo tiene ya claro lo qué es la mencionada Asociación de Hinchas de Rusia. En cierta ocasión uno de sus líderes se preguntaba, sinceramente perplejo, por qué era normal llamar “cabrón” a un futbolista ruso, mientras que llamar “mono” a uno de raza negra era manifestación de racismo.

Pero entre 2.000 y 5.000 hinchas rusos que para nada eran alborotadores se dejaron llevar por la iniciativa y sintieron al mismo tiempo una profunda satisfacción y sensación de justicia. Creían de todo corazón que, a diferencia de los daneses o los holandeses, no iban a Varsovia y Wroclaw simplemente para apoyar a su equipo.

Vinieron para demostrar que “se comerían con patatas a todos, en primer lugar, a los polacos. Y no sólo por jugar la selección rusa mejor que otros equipos, sino por ser Rusia un gran país. Y a quién se le haya olvidado se lo recordaremos con nuestra marcha por Varsovia”. “Los polacos nos tienen miedo”, escribían eufóricos en los blogs y manifestaban con regocijo a las cámaras…

La condición de un hincha de fútbol concede una posibilidad única de sentir la libertad de los seres primitivos, de obviar las normas de la buena conducta. Es, en realidad, una manera no demasiado honesta de ver la cara verdadera de uno. La cara de nuestros hinchas, nos guste o no, es fácilmente identificable en las tribunas de los estadios.

Es un festival de identidades nacionales y un abanico de medios de expresión de la misma: hay yelmos de la antigua Grecia, plumas y tocados originales rusos. Se suele preferir, no obstante, la faceta intimidante: gorras de piel y militares, camisetas con los nombres de los líderes del movimiento de liberación durante la invasión polaca de principios del siglo XVII…

Ah, y en caso de llegar a los cuartos de final, podríamos enfrentarnos a Alemania. El 22 de junio, día del ataque de Hitler a la URSS.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

 

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