Hace tres años en Moscú apareció una entidad sin ánimo de lucro que trabaja para la rehabilitación de los niños con enfermedades graves: Payasada en el Hospital. La corresponsal de RIA Novosti visitó el Hospital Infantil Clínico para ver cómo es el día de un payaso que intenta entretener a los niños ingresados.
Profesión especial
El payaso del hospital es una profesión muy especial, consiste en visitar a los niños gravemente enfermos en los hospitales para hacerles olvidar, aunque sea para un rato, el dolor y el miedo. 24 personas se dedican a esto en Moscú. Para unirse a ellos hace falta ser artista – actor, músico, payaso – y tomar unas clases en el taller creado a propósito.
Durante un mes los futuros payasos del hospital deben asistir a clases teóricas de psicología y medicina básica. Luego, durante dos meses, se hacen prácticas en un hospital.
Tras 16 sesiones ya se es considerado un profesional, cobra un sueldo por su trabajo y tiene que hacerlo dos veces por semana. De momento, trabajan en cinco hospitales.
Horario
10.00 horas. Los payasos llegan al hospital, se disfrazan y se maquillan. Hoy trabajan Konstantin e Iliá, el primero es el fundador de la asociación Payasada en el Hospital, el segundo es un actor profesional y principiante en esta Payasada. Los dos se han puesto unos trajes de colores chillones y unos enormes zapatos de payaso. Se ayudan a colocar los divertidos sombreros y empiezan el calentamiento.
10.30-10.40 horas. Calentamiento. Los payasos se miran atentamente estableciendo la concentración para las tres horas de trabajo en pareja. Luego empiezan el calentamiento: hacen unos ejercicios de mímica, cantan, gritan, dan las palmas. Luego se desinfectan bien las manos y nos dirigimos al área preoperatoria.
10.40 horas. El pasillo. En el pasillo hay muchos niños con sus padres que esperan para ser atendidos. Al ver a los payasos las caras de la gente se iluminan, los mayores sonríen, los pequeños miran con curiosidad. Konstantin e Iliá ya se han identificado con el papel: no paran de hacer muecas, correr y saltar.
10.45 horas. En el área preoperatoria. Antes de entrar los chicos se ponen de acuerdo sobre lo que van a representar:
- Yo seré deportista, tú mi entrenador, dice Konstantin.
- Vale, serás un campeón.
-¿De qué?
- De nada en concreto, de todo, un campeón de todos los deportes.
Entran en la sala y su aspecto pronto llama la atención de todos. Los niños empiezan a sonreír.
- “¡Os presento al campeón de todos los deportes!”, grita Iliá.
Los chicos siguen improvisando. Lo más importante es que sus payasadas resultan muy reales y los niños lo notan.
En la sala están unas 15 personas, niños que esperan su turno para ser intervenidos. De tanto en tanto sale el enfermero para invitar a entrar al siguiente.
Konstantin e Iliá preguntan a los niños cómo se llaman y de dónde son. A este hospital llegan niños con enfermedades graves de toda Rusia.
11.15 horas. Ahora pasamos a la sala contigua donde las madres preparan a sus hijos para la operación: les quitan la ropa, los acuestan en las camillas, los intentan tranquilizar. Los payasos ayudan. Consiguen arrancar las sonrisas a los niños que en breve serán operados.
11.30 horas. Ahora toca pasar al área postoperatoria, donde se encuentran dos pequeños pacientes con sus madres, muy alarmadas. Mientras Konstantin enseña trucos a los niños, Iliá bromea con las madres para aliviarlas también a ellas el mal rato.
11.50-12.00 horas. Los payasos hacen una pequeña pausa, vuelven al vestuario. Allí ya están sus colegas Kirill y Alexei. Los amigos hablan de su experiencia.
Iliá cuenta cómo se hizo amigo de una niña y ahora se escriben cartas. Alexei, que es músico, siempre trae instrumentos musicales: “Estos niños están en un hospital, no ven el sol, solo a los médicos y a sus padres. Y sus padres también necesitan ayuda, porque están asustados. Y aquí llegamos nosotros, personajes de un mundo de fantasía”.
12.00 horas. Los cuatro payasos, en parejas de dos, visitan las habitaciones de postoperatorio. Cada pareja va a una habitación concreta, donde los niños les conocen. Al mismo tiempo no es recomendable que visiten el hospital más de dos veces por semana porque pueden encariñarse demasiado con los niños. Los pacientes en estos hospitales padecen enfermedades muy graves y nunca se puede pronosticar que les pasará dentro de una semana.
