El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) de Egipto, la junta militar que mantuvo las riendas del poder a partir de la renuncia del presidente Hosni Mubarak y hasta la investidura de su sucesor, el islamista Mohamed Morsi más de un año después, dio por cumplida hoy su misión con el traspaso de atribuciones a una legítima autoridad civil.
“El CSFA cumplió su deber con Egipto al encauzar la nación hacia un desarrollo seguro y transfirió el control del Estado a una autoridad legítima elegida por el pueblo egipcio”, señala una declaración divulgada por este organismo.
La víspera, el presidente Morsi jubiló con honores al mariscal Husein Tantawi, ministro de Defensa y jefe del CSFA, así como a Sami Anan, jefe del Estado Mayor del Ejército y varios miembros más de la junta militar. Abdelfatah al Sisi, el más joven de los generales en el seno del CSFA, fue nombrado nuevo ministro de Defensa y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
Paralelamente, Morsi abolió la versión enmendada de la Declaración Constitucional que reservaba a los militares plenos poderes legislativos.
La declaración del CSFA califica de “naturales” los cambios en la cúpula castrense y expresa la confianza de que la nueva generación seguirá defendiendo la seguridad nacional y la intangibilidad de las fronteras. “No somos ávidos ni nos aferramos al poder o a los cargos públicos, como nuestros oponentes procuran presentar el asunto”, afirmaron los militares.
El director del Instituto ruso de estudios orientales, Vitali Naumkin, considera que Moris dio un paso legítimo y correcto. Las jubilaciones de generales, a su juicio, reflejan “cierto cambio en el equilibrio de fuerzas entre los islamistas y los militares, por un lado, y entre estos últimos y los representantes de la autoridad civil, por otro”.
Otro experto ruso, el colaborador del Instituto de economía mundial y relaciones internacionales Gueorgui Mirski, no descarta que los Hermanos Musulmanes hayan llegado a un acuerdo con los militares que, según algunas estimaciones, controlan al menos un 30% de la economía egipcia. Suponiendo que los islamistas ofrecieron garantías de seguridad a los demás generales, éstos podrían haber entregado “la cúpula de la corporación militar” a cambio de ciertos privilegios.