En Rusia se practican casi un millón de abortos al año, según la estadística oficial, y más de 5 millones, según grupos antiabortistas; en estas condiciones, la falta de la educación sexual entre los jóvenes se baraja como una de las principales causas de los embarazos no deseados y sus posteriores interrupciones.
“El número de abortos en Rusia es alto, pero se reduce año tras año. En 2011, el índice bajó a menos de un millón. Según las estadísticas oficiales, en 2010 se practicaron 1.186.000 abortos, mientras en 2011, la cifra fue de 989.375”, dijo a RIA Novosti Vera Akulova, coordinadora de la coalición moscovita por los derechos reproductivos “Grozd Riabini”.
Precisó que las cifras elevadas que ofrecen las organizaciones contrarias al aborto nunca se atribuyen a ninguna fuente por lo que carecen de credibilidad.
La actual planificación familiar en la mayoría de los hogares rusos prevé el nacimiento de uno a dos hijos, según Akulova, miembro del Grupo Feminista de Moscú. Los padres comienzan a sentir la gran responsabilidad que implica traer un niño a este mundo y tratan de garantizar un desarrollo armonioso e integral para sus retoños, explicó.
Uno de los principales problemas en ese ámbito continúa siendo el método de la planificación familiar, puesto que muchas mujeres optan por el aborto en lugar de métodos anticonceptivos para prevenir los embarazos indeseados.
“Hay que aspirar a que las mujeres y los hombres tengan acceso a una información objetiva, sólida y completa sobre la salud sexual y reproductiva. Solo así podrán hacer una elección reproductiva sensata y responsable, dando a luz a unos niños sanos y esperados”, señaló la experta rusa.
Recordó que los programas de la educación sexual probaron su eficacia en todos los países donde se aplican.
“Nuestro Estado tiene otro punto de vista sobre ese asunto. La política en materia de la salud y los derechos reproductivos es represiva”, dijo Akulova en alusión a la ley sobre la “Protección de la Salud”, aprobada en Rusia en 2011, que limita los derechos de las mujeres para interrumpir los embarazos.
En los 1990, indicó la feminista, los “círculos conservativos y fundamentalistas”, defensores del modelo tradicional de la familia, se opusieron radicalmente a la introducción de la educación sexual en los centros educativos rusos.
En opinión de la experta, estas fuerzas persistirán en su rechazo a cualquier diálogo sobre la educación sexual de la población para respaldar una familia, donde “la mujer está obligada a someterse a su marido, cuidar de los hijos, sin tener casi ninguna otra oportunidad para el desarrollo personal”.
“Nos queda un largo camino por recorrer, antes de que haya una posibilidad verosímil para incluir la educación sexual en el programa escolar”, vaticinó.
