Las madres solteras enfrentan un sinfín de problemas en Rusia al verse discriminadas en distintos ámbitos de su vida. Aún así crece el número de las mujeres que conscientemente optan por tener un hijo y criarlo solas. Una decisión tan digna como otra cualquiera, según feministas y especialistas en psicología infantil.
“Las madres solteras constituyen un grupo social que sufre una doble o triple carga discriminatoria. Su ejemplo evidencia que la posición de hombres y mujeres en la sociedad rusa está muy lejos de ser igual”, dijo a RIA Novosti Vera Akulova, coordinadora de la coalición moscovita por los derechos reproductivos “Grozd Riabini”.
Recientes estudios realizados en Rusia indican que entre las prioridades de las mujeres en el primer lugar está la educación de sus hijos, para los hombres, este objetivo es el segundo tras el bienestar económico. Este dato, junto con el alto número de familias uniparentales permite hablar de la elevada cantidad de casos cuando la mujer decide crear una familia “no tradicional” de dos miembros, ella y su hijo.
Según Akulova, que también es miembro del Grupo Feminista de Moscú, a duras penas se puede hablar de la elección libre de una mujer que decide tener un hijo en solitario.
La sociedad rusa es intransigente, o, en el mejor de los casos, condescendiente, con las mujeres que a una cierta edad continúan solteras y sin hijos, opinó.
Por ello, muchas “solteronas” eligen el “menor de los males”, es decir asumen enormes sacrificios para obtener una posición más estable en la sociedad y un respeto hacia el estatus de la madre.
Akulova criticó los estereotipos que rodean a una madre soltera en Rusia por su presunta incapacidad de dar una “educación apropiada” a su retoño.
“Las investigaciones científicas no corroboran estas creencias al sostener que los niños de los núcleos familiares uniparentales no presentan problemas de identidad de género y que el factor decisivo en el desarrollo armonioso de un niño no es la presencia del padre biológico, sino de adultos con los que establece lazos comunicativos de calidad”, explicó.
En otras palabras, un padre “tradicional y distanciado” ofrece mucho menos al niño que los parientes y amigos de familia que siempre están ahí cuando les necesita.
Con la feminista coincidió la psicóloga infantil Ekaterina Kashírskaya. Para la experta, las buenas relaciones con la madre en familias monoparentales son más beneficiosas para el niño que una mala comunicación con padres agresivos en familias tradicionales.
La especialista destacó la importancia del entorno para el buen desarrollo de los hijos de madres solteras.
“No es cuestión de la aprobación o desaprobación (de la decisión de la progenitora), sino de lo que se ve con buenos ojos en cada sociedad”, explicó.
Los problemas que puedan tener los niños de familias monoparentales son impuestos por el entorno cultural que les rodea y en ningún momento radican en el ámbito de la psicología infantil. El niño no se sentirá diferente si vive en una sociedad con distintos modelos familiares, como sucede en Occidente, aseguró la especialista.
Al mismo tiempo, Kashírskaya abogó por familias de tres miembros, como una “estructura más sólida”, independientemente de si se trata del modelo tradicional formado por padre, madre e hijo, o un modelo inusual, donde la mujer decide tener dos hijos sola.
Por Anush Janbabyan
