En la red rusa de oleoductos se producen cada año más de 20.000 roturas o la mitad de los casos a escala global, reveló hoy el director de programas de Greenpeace Rusia, Iván Blókov.
“Al segundo país en esta lista, Nigeria, le corresponden unos 3.000-4.000 casos, y no porque las tuberías sean viejas sino por vandalismo, mientras que en Rusia es por lo obsoletos que están los oleoductos”, afirmó Blókov en el transcurso de una reunión que se celebró este lunes en el Ministerio de Recursos Naturales y a la que asistieron ejecutivos de empresas petroleras.
El número de roturas en los oleoductos rusos bajó de 26.000-27.000 al año en 1994 a unos 20.000 en la década siguiente pero empezó a remontar en los últimos años.
La causa fundamental, según el ecologista, es el desgaste de equipos: la edad media de un oleoducto en Rusia ronda 31-34 años mientras que su vida útil es normalmente de 25 años, o 30 como máximo.
Algunas petroleras locales tardarían 40 años en remplazar la totalidad de sus tuberías; otras, 65; unas terceras, mantienen en secreto estos datos. “Ninguna de las compañías que las publicó va sustituyendo sus tuberías a un ritmo suficiente para excluir las roturas o minimizar los derrames”, según Blókov.
El representante de Greenpeace propuso hacer del dominio público los datos de roturas y fugas en oleoductos, introducir sanciones penales por su ocultación y aumentar las multas por el vertido de productos petroleros al medio ambiente.
