Los rusos están obsesionados con el tema del fin del mundo, en general, y el vaticinio de los Maya, en particular, considera el historiador y etnógrafo Pável Zarifullin.
“Fue el lingüista ruso Yuri Knórozov quien descifró todos los textos de los mayas y los dio a conocer al resto del mundo”, dijo Zarifullin durante una clase ofrecida en RIA Novosti sobre el tema “Fin del mundo, la vida continúa”.
La idea del Apocalipsis, una catástrofe inminente, es un tema presente en todas las religiones y civilizaciones, pero los rusos tienen especial relación con el fin del mundo.
“Los rusos viven en un constante estado de espera del fin de los tiempos y se sienten como el pez en el agua, aguardando el Apocalipsis”, afirmó.
Recordó que el supuesto fin del mundo puso en alerta a la Rusia de los zares en 1492 y la mantuvo en ese estado a lo largo del siglo XVI, especialmente durante el reinado de Iván el Terrible.
Para otros, el Apocalipsis llegó en 1666, con el cisma que sufrió la Iglesia Ortodoxa de Rusia. Hubo quienes percibieron como una catástrofe global la Revolución rusa del 1917. “La vieron como una purificación, el fin del antiguo mundo y el comienzo del nuevo”, explicó.
Con el desmoronamiento del sistema soviético en 1991 los rusos experimentaron otro choque comparable con el fin del mundo. Cayó un sistema en el que habían nacido varias generaciones de personas y “el aire se llenó de olor a Apocalipsis”.
Hoy día el mundo está al borde de un cambio importante que tiene como el punto de partida el próximo 21 de diciembre, pero los resultados de esas transformaciones se darán a conocer décadas más tarde, aseguró el experto ruso.
Para Zarifullin, la civilización occidental se está devorando a sí misma, los valores tradicionales han agotado su vida útil. El mundo necesita una “sacudida” y la civilización maya, con sus extraordinarios conocimientos de astronomía, lo profetizó hace milenios.
En todo caso, el 21 de diciembre será “engendrado” un mundo nuevo y “el universo comenzará a latir a otro ritmo”, vaticinó.
