París celebra la victoria en Malí y EEUU piensa qué hacer ahora

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La misión de las tropas francesas en Malí se considera cumplida: el miércoles pasado los militares galos han tomado posesión de Kidal, la última población en el norte de Malí donde aún quedaban extremistas islamistas.

La misión de las tropas francesas en Malí se considera cumplida: el miércoles pasado los militares galos han tomado posesión de Kidal, la última población en el norte de Malí donde aún quedaban extremistas islamistas.

Y el jueves pasado el presidente Dioncounda Traoré declaró que no habría negociaciones con los islamistas.

Para Francia, que liberó su país, en todo caso es una victoria. ¿Pueden irse los franceses ya? ¿O  todavía no?

Fue una guerra corta y singular. Empezó hace tres semanas: nada que ver con las experiencias de las guerras en Afganistán y en Irak, en las cuales los europeos ayudaban año tras año a los EEUU declarando al mismo tiempo que pensaban en cómo retirar de allí sus tropas.

La operación (ante todo europea) en Libia del año 2011 requirió esfuerzos y recursos extremadamente altos por parte de los países europeos. Y el resultado, las condiciones deplorables en las cuales se encuentra Libia después de la guerra, tampoco contribuye al optimismo.

Sin embargo, los franceses, así como los demás europeos, no tenían otro remedio que llevar a cabo esta guerra. Los yihadistas que habían tomado el norte del país bajo su control ya hace un año, entraron en enero en la ciudad de Kona (el epicentro de la contienda actual) y, sin duda alguna, tenían pensado atacar la capital de Malí, Bamako.

Si hubieran tenido éxito, en el mapa de África habría parecido una segunda edición del Afganistán de los talibanes, pero vecina con Argelia y Libia (que también resulta ser algo muy parecido a Malí) que suministran una gran parte de gas natural y de petróleo a Europa, y con Nigeria cuyos yacimientos de uranio son la base del sector de energía nuclear francesa.

No es un Afganistán, porque se encuentra al lado. Tampoco es un Irak. Por eso representa una emergencia a la que Europa (en este caso Francia, pero apoyada de una u otra manera por todos los europeos) tiene que responder con una intervención militar, a pesar de la crisis económica y del pacifismo habitual.

De ahí se puede sacar la primera conclusión de  que la situación en el Gran Oriente Próximo puede provocar una reacción militar momentánea por parte de Europa (o EEUU), independientemente de su predisposición para ello. Y no es el caso de Malí exclusivamente.

La razón obliga a la UE (Unión Europea) y a EEUU a ser moderados, a limitar sus presupuestos y a llevar una política internacional poco activa en el curso de muchos años. Así es. Pero Malí les hizo comportarse de manera absolutamente distinta, sin tomar en consideración sus deseos y la razón.

La intervención en Malí se encuentra en el umbral entre una expedición militar de 2,5 soldados (sin pérdidas entre los franceses) y una guerra a gran escala (con estancia larga de tropas en la región e inevitables pérdidas).

El enemigo, sin embargo, se evaporó sin dar mucha resistencia, lo que hace pensar en dónde se encuentra ahora. Probablemente se encuentra en el desierto. En el mejor de los casos la iniciativa será tomada por otros países africanos, que desplegarán en Mali sus tropas. Pero también es probable que fallen.

Estamos llegando a la segunda conclusión o, más bien, a la maldita pregunta, que resulta muy incómoda pero sigue presente desde el fracaso en Afganistán. Dicha pregunta consiste en ¿qué hay que hacer ahora, después de la victoria? En Afganistán después de la victoria rápida de 2001 y 2002 la respuesta fue evidente: pasar a la creación de un nuevo país, nueva nación.

El fracaso de Afganistán consiste en que los enormes recursos militares y civiles de los principales países del mundo occidental resultaron insuficientes para cambiar considerablemente la sociedad afgana, que, por su bienestar y nivel de desarrollo, se encuentra a nivel de Malí.

El dinero desaparecía como en el agujero negro. George W. Bush creía que la resolución universal para todos casos es la democracia con elecciones. Fue elegido un presidente proestadounidense  Karzai. Pero en adelante resultó que no era tan proestadounidense como lo pensaban. Entonces, ¿qué? Realizar unas nuevas elecciones para corregir la democracia… Como resultado se van del país dejándolo en el mismo estado en el que se encontraba, siendo muy probable la 'retalibanización' de Afganistán. 

Resulta que hoy nadie es capaz de cambiar radicalmente la sociedad de un país, ni siquiera del más pobre. Lo intentaron, pero les faltaron ideas y recursos, su propia estabilidad resultó afectada. Como dijo en uno de sus discursos electorales Barack Obama, ya es hora de ocuparse de la “construcción de la nación aquí, en Estados Unidos”.

Está claro que los grupos ultra islamistas es un mal. En el ocupado norte del país éstos prohibieron la música e intentaron quemar la singular Biblioteca de Tombuctú que contenía manuscritos de siglo XII de valor incalculable. 

A propósito, la mayor parte de los manuscritos estaba escrita en árabe y dedicada a la historia del mundo islámico, pero los extremistas salafistas los calificaron como “no islámicos”. Gracias a que los vecinos de la ciudad se habían  llevado las piezas de la biblioteca a sus casas, gran parte de ellas quedó a salvo.

Está claro que esto es un ejemplo de mal puro y duro, pero los demás malienses, ¿son impecables?  Contestaré haciendo  referencia al reportaje de France24 sobre como los militares de las tropas de gobierno de Malí, aliados de los franceses, sacaron de la casa a un “liberado” vecino de la localidad de Diabali y empezaron a darle golpes en la cabeza, porque era barbudo. Y la barba quiere decir que no es simplemente un musulmán (lo son todos en Malí), sino salafista. 

Comunican que es algo común y corriente ahora en el territorio rescatado. Como un resultado posible: Malí está convirtiéndose en el campo de hostilidad tribal y regional, los vecinos locales están expulsando a los soldados del Ejército y, adivinen a quién pondrán a su lugar. Si las tropas francesas no se apresuran a retirarse, tendrán mala suerte.

La vida hace a los europeos volver a la idea vieja de la “construcción de la nación”. Esta vez en África.

El primer ministro británico, David Cameron, quien visitó el miércoles pasado Argelia, comunicó que en Bamako colocarían ahora a 240 militares británicos para ayudar a crear un Ejército normal en Malí. Es casi lo mismo que hacen los británicos y los demás en Somalia, ayudando a lo que se considera como Gobierno allí.

Entre tanto, EEUU se propone ayudar a los aliados europeos, instalando en la región la base de aviones no tripulados, por lo visto en Níger. Primero serán aviones espía, y luego vendrán los que lanzan los misiles. Por ahora, nada más. Pero es cierto que EEUU está discutiendo activamente los eventos en Malí y lo que cabe hacer allí ahora.

En el curso de sus discusiones se acuerdan de que EEUU ya están aplicando los aviones no tripulados y medios espía electrónicos en África (en Somalia e incluso esta vez en Malí, con base en Burkina-Faso), pero con éxito limitado, ya que los terroristas ya no revelan información secreta por teléfono. Pero sería una tarea complicada crear allí una red de inteligencia. Sobre todo a la luz de los problemas con Pakistán, donde a los estadounidenses les odian precisamente debido a los aviones no tripulados que no dejan de matar a los ciudadanos.

Las conclusiones de los expertos estadounidenses para África no son nada nuevas. Así, Susanna Wing en Foreign Affairs recuerda que durante 20 años en Malí hubo democracia, pero tras el golpe de estado de 2012 los rebeldes tuaregs intentaron crear un mini-Estado, y cedieron más tarde a los ultra islamistas. 

La conclusión que hace la experta: la población de Malí sueña con volver a la democracia, y hay que ayudarles en ello. Pero entonces cabe también ayudar a los malienses a crear su Ejército y lo que sea…

Es pronto todavía para sacar conclusiones sobre los resultados de esta guerra. Pero ya se puede suponer que entre ellas habrá una así: la  anhelada idea de Obama de trasladar su foco desde Oriente Próximo al Lejano Oriente con la creciente China puede resultar afectada por las amenazas de África.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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