Al menos 65 personas murieron y otras 190 resultaron heridas por una ola de atentados con bomba que sacudió anoche Bagdad y una de sus pedanías, informaron medios internacionales.
Trece de estos ataques fueron perpetrados casi en distintas zonas de la capital iraquí pobladas mayoritariamente por chiíes y uno ocurrió en la localidad de Madain, a unos 20 kilómetros al sur de Bagdad. La mayoría de los atentados se llevaron a acabo con coches bomba.
Las explosiones se produjeron casi simultáneamente en un momento en que muchos de los residentes locales se dirigían a comercios y cafeterías después del iftar, la comida nocturna con la que se interrumpe el ayuno diario durante el mes sagrado del Ramadán.
Irak vive últimamente una escalada de violencia sectaria originada por el conflicto entre las comunidades suní y chií. Los suníes dominaron el Gobierno iraquí durante el régimen de Sadam Husein, pero tras la invasión de EEUU y la caída del dictador varios de sus cargos claves, incluido el de primer ministro, pasaron bajo control de los chiíes.
La tensión entre la cúpula chií y la minoría suní roza su máximo nivel desde la retirada de las tropas estadounidenses en diciembre de 2011, y el conflicto en la vecina Siria también mina el frágil equilibrio entre las dos principales comunidades musulmanas de Irak.
Según fuentes del Gobierno del país citados por France Presse, más de 500 personas han perdido la vida en este repunte de violencia sectaria solo en lo que va de mes de julio.
