Obama cancela su visita a Moscú, pero la cooperación debe continuar

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Barack Obama ha cancelado su visita a Moscú fijada para los días 3 y 4 de septiembre.

Barack Obama ha cancelado su visita a Moscú fijada para los días 3 y 4 de septiembre.

Veamos qué explicación nos ofrece el comunicado oficial colocado en la página web de la Casa Blanca: “Dada la ausencia de progresos en asuntos como el escudo antimisiles, el control armamentístico, las relaciones comerciales, la seguridad global y los derechos humanos durante los últimos doce meses, hemos informado al Gobierno ruso de que sería más constructivo posponer la cumbre hasta que se produzcan avances en los asuntos que se encuentran en la agenda".

El documento menciona a Edward Snowden, famoso excolaborador de los servicios secretos estadounidenses, que filtró datos clasificados y a quien Moscú tuvo que conceder asilo temporal después de que permaneciera un mes en la zona de tránsito de uno de los aeropuertos de la capital. Se refiere a él como “uno de los motivos” de la suspensión de la reunión, pero la razón principal, se indica, es la falta de progresos en las esferas en las que ambas partes se han esforzado por avanzar. En realidad, algo de progreso ha habido, pero no ha llegado a plasmarse en ningún acuerdo concreto que podría formalizarse durante la cumbre.

Barack Obama y Vladimir Putin se reunieron el pasado 17 de junio en Irlanda del Norte, en el marco de la cumbre del G-8. Los líderes llegaron a un importante número de acuerdos y parecía la tan esperada respuesta a la pregunta de cómo debería continuar la política del 'reinicio' de las relaciones bilaterales, que había agotado ya su potencial. Aquella iniciativa lanzada en 2009 ayudó a relajar las tensiones acumuladas durante el mandato de George Bush hijo, pero no era sino un proyecto a corto plazo, previsto para unos seis meses, como máximo.

Entre los acuerdos de la cumbre del G-8 estaba el de prestar una mayor atención a las relaciones económicas, tarea que correrá a cargo del vicepresidente de EEUU y del primer ministro ruso. Es un asunto muy importante, dado que hasta estos momentos Moscú y Washington dedicaron su atención principalmente a los asuntos de la cooperación estratégica y a la ideología, pese a que dejaron de ser relevantes hace tiempo. Nadie diría, por supuesto, que a causa de Edward Snowden esta decisión debiera reconsiderarse.

Aunque los informes de expertos contienen también maneras de conseguir la distensión estratégica, incluso en la esfera de la defensa antimisiles. Son, sin embargo, temas que precisan de un largo y escrupuloso trabajo. No habría sido posible hacer casi nada entre el 17 de junio y los primeros días de septiembre, para cuando estaba prevista la siguiente visita del presidente estadounidense a Moscú. ¿Y entonces, qué se ofrecería para la firma de Putin y Obama? ¿Una hoja de ruta para las futuras negociaciones? Pero para ello no hace falta una reunión personal de los políticos de semejante rango.

Por otra parte, ha de seguir, sin duda alguna, la cooperación en el formato de '2х2' que empezará el próximo viernes en Washington con la reunión de los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa, Serguéi Lavrov y Serguéi Shoigu, con sus homólogos estadounidenses.

Esta reunión fue confirmada hoy junto con el anuncio de que Barack Obama suspende su visita a Moscú y ello es muestra inequívoca de que lo acordado se seguirá poniendo en práctica. Porque al presidente de EEUU, que tiene las manos atadas por los republicanos no le queda otra opción: el tema de Siria ya no da más de sí. En su momento el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, acordó con el Secretario de Estado, John Kerry, la organización de una conferencia de paz para los bandos enfrentados. No parece una idea viable, aunque esta posibilidad no es descartada del todo. Pero ya no se puede avanzar más en este campo.

En cuanto a Irán, un tema muy delicado para Washington a lo largo de décadas, Obama debe tener mucho cuidado para no decir nada que pudiera parecer ni remotamente la aceptación de la postura de Putin. Enseguida estallaría un escándalo y por una nimiedad desaparecería toda posibilidad de solucionar este problema. Es decir, Washington aplicará una nueva línea de conducta con las nuevas autoridades iraníes, pero nunca lo anunciaría en Moscú.

Y la cooperación financiera será abordada en las fechas señaladas en la cumbre de San Petersburgo. De modo que los dos países han de seguir cooperando con tranquilidad, sin reparar en la necesidad que tienen sus líderes de guardar las apariencias.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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