Los activistas de Greenpeace, que intentaron escalar la plataforma Prirazlómnaya en el Ártico ruso, crearon una situación de “amenaza real” para la seguridad de los trabajadores de la misma, declaró el Comité de Investigaciones de Rusia.
“Sus acciones, según la investigación, representaron una amenaza real para la seguridad personal de los empleados de la plataforma y sus bienes. Además (los ecologistas) opusieron resistencia a las fuerzas de orden”, dice CI en un comunicado.
Según la nota, estos actos merecen “un castigo penal” a pesar de sus “presuntos fines pacíficos”.
Greenpeace rechazó las acusaciones del CI y reiteró que la ONG no emplea la violencia en sus acciones y “si en su transcurso se ponen en peligro algunas vidas, son las vidas de los propios activistas”.
El jefe de los programas árticos de la organización ecologista, Vladímir Chuprov, explicó que antes de tomar parte en las protestas, sus participantes reciben instrucciones de “cómo evitar la violencia y hacer que la vida de otras personas no corra peligro”.
“En todo el mundo no hay ni una víctima de las acciones de Greenpeace”, afirmó el experto.
Activistas de Greenpeace, que protestan por la explotación petrolera en el Ártico, intentaron escalar la plataforma petrolera Prirazlómnaya de Gazprom en el mar de Pechora el pasado 18 de septiembre. Al día siguiente, guardacostas rusos descendieron de un helicóptero sobre su buque Arctic Sunrise y lo remolcaron al puerto de Múrmansk junto con la tripulación. A raíz del incidente, fueron detenidos 30 personas de 18 países.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, dijo la semana pasada que “es evidente que (los activistas de Greenpeace detenidos) no son piratas” sin embargo recalcó que “violaron las normas del derecho internacional al aproximarse a la plataforma a una distancia peligrosa” y agregó que “han puesto en peligro la vida y la salud de la gente”.
