Apenas un 9% de los rusos avalan las ideas separatistas pero legisladores federales proponen sancionar los llamamientos contra la integridad territorial, escribe hoy el diario Kommersant.
Si alguna república o región de la Federación Rusa decidiera separarse, la secesión sería bien vista por un 9% de los ciudadanos como media. El grado de apoyo al autonomismo en Siberia y Lejano Oriente aumenta al 25% y el 17%, respectivamente. Al mismo tiempo, un 74% de los entrevistados a escala nacional reconoce que el separatismo es un problema importante.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, exhortó en diciembre pasado a “excluir de la agenda política cualquier manifestación del separatismo y del nacionalismo”. Dos de los cuatro partidos representados en el Parlamento federal – el comunista y Rusia Unida – ya están redactando proyectos de ley para castigar con multas y penas de prisión cualquier llamamiento que atente contra la integridad territorial.
Las autoridades “están completando la gama de enemigos internos”, comentó la directora de programas regionales del Instituto Independiente de Política Social, Natalia Zubarévich.
A falta de asignaciones federales, a su juicio, las regiones y las municipalidades pondrán el grito en el cielo, y habrá chivos expiatorios pero no en el Kremlin ni en el Gabinete. “Podrán llamarles separatistas económicos para aliviar la presión”, pero esta etiqueta no ayudará a resolver problemas sistémicos, así que “las regiones empezarán a rebelarse cuando el régimen se haya debilitado”, señaló la experta.
