Moscú no busca inculcar sus “valores cohesionantes” a otros países, afirmó el comisionado para Derechos Humanos del Ministerio de Exteriores ruso, Konstantín Dolgov, en una entrevista que publica hoy Kommersant.
“No pretendemos exportar los valores cohesionantes al extranjero. Este asunto –de la ética y las pautas morales de la sociedad– lleva varios años en la agenda internacional. Rusia no es el único país que ocupa una postura activa en este ámbito. Los países islámicos también promueven sus visiones, así como las organizaciones católicas de Francia y de varios otros países, por ejemplo”, indicó Dolgov.
Según el funcionario, estos valores tradicionales, propios de la “mayoría aplastante” de Estados y sociedades, “fortalecen y fomentan” los Derechos Humanos aunque no son equivalentes. “Los Derechos Humanos deben respetarse en todos los países pero tomando en consideración las particularidades nacionales”, señaló.
“Pero impartir el homosexualismo en los colegios no tiene nada que ver con los Derechos Humanos ni tampoco con la libertad de prensa y de expresión. Es solo un modelo de ciertas capas sociales en algunos países”, según el diplomático.
Dolgov se manifestó en contra de priorizar a nivel internacional la protección de los derechos de la comunidad LGBT a costa de obviar otros asuntos pendientes como la libertad de consciencia, derechos económicos, lucha contra el neonazismo, etc.
Señaló al mismo tiempo que la discriminación es inadmisible, ya sea por motivos de sexo, raza u orientación sexual, y adujo que, según un informe de Amnesty International sobre la homofobia en la UE, en los países europeos, incluso en “las muy liberales Noruega y Suecia”, los gais sufren una flagrante discriminación que se manifiesta en “despidos masivos” y “el impedimento a estudiar”.
“Cuando pregunto a mis colegas occidentales sobre este informe, resulta que la mayoría ni siquiera está al tanto. Allí semejantes documentos se callan. ¿Por qué? Porque incomodan”, dijo Dolgov al diario.
