La mayoría de los expertos consultados por Nezavisimaya Gazeta coincide en que los países europeos no están en condiciones de unirse a todas las medidas de castigo con las que Washington amenaza a Moscú por su actuación en Ucrania.
"Con una crisis económica a cuestas, Europa Occidental no está dispuesta a una ruptura a largo plazo con Rusia. Alemania, sin ir más lejos, apenas renunciaría al gas y materias primas rusas", opina Leonid Reshétnikov, director del Instituto Ruso de Estudios Estratégicos. Aunque pudieran darse algunas restricciones y la suspensión de proyectos puntuales, serían temporales y no supondrían un riesgo importante para Rusia.
En cualquier caso, sería muy difícil poner en marcha un aislamiento internacional de Rusia en toda regla, porque el país tiene relaciones no solo con Occidente, sostiene el experto.
El vicepresidente del Centro de Tecnologías Políticas, Alexéi Makarkin, considera que la suspensión de los preparativos para la cumbre del G8 tiene un marcado carácter simbólico y ejemplificador. En su opinión, hay que temer más restricciones informales que sanciones oficiales. Por su parte, el politólogo y diputado Viacheslav Níkonov estima que aunque la respuesta occidental será "bastante dura", Moscú ha sopesado todos los riesgos.
Víctor Kremeniuk, director adjunto del Instituto de EEUU y Canadá dependiente de la Academia rusa de Ciencias, augura toda una batería de medidas encaminadas a revisar las relaciones entre Rusia y el resto del G8 y que podrían disminuir el mercado de las fuentes energéticas rusas.
"Eso llevaría al desplome de los ingresos provinientes de las exportaciones, lo cual, a su vez, podría colapsar el sistema existente. La dependencia de Rusia de sus relaciones exteriores es muy grande", dice el experto, quien también advierte de que la 'ley Magnitski' podría ser ampliada a un importante número de funcionarios y empresarios rusos.
Al mismo tiempo, los observadores descartan una repetición de la Guerra Fría. Incluso el deterioro más grave del diálogo escaparía a la comparación con la enemistad en los tiempos de la URSS.
Según Reshétnikov, aunque algunas situaciones como la guerra de Osetia del Sur aumentan las tensiones, la implicación de Rusia en los procesos económicos y políticos globales hace prácticamente imposible un retroceso a la Guerra Fría.
