Los rusos miran con recelo a EEUU y la UE y la crisis ucraniana no hizo más que empeorar la situación, escribe el diario Izvestia.
Según los sondeos de la encuestadora Centro Levada, en pasado enero el 44% de los rusos condenaban la política de Washington mientras que el 43% declaraban por lo general la ven con buenos ojos. Sin embrago, a finales de marzo el número de los adversarios de EEUU se incrementó hasta el 61% dejando a los simpatizantes en un módico 26%.
La postura de los rusos hacia la Unión Europea sufrió una evolución similar. A principios del año, el 51% mostraba una actitud positiva hacia los europeos frente a 34% de los críticos. A finales de marzo las cifras correspondientes eran del 32% y el 53%.
Va cambiando también la percepción de Ucrania que, no obstante, sigue siendo positiva. En enero el 66% señalaba que tenía sentimientos positivos hacia el país vecino pero a finales de marzo ya eran 52%. Mientras, el número de personas que reconocían sentir antipatía hacia los ucranianos aumentó del 25% al 37%.
Los sociólogos señalan que en las últimas semanas la actitud de los rusos hacia EEUU es aún más negativa y se acerca a la de las crisis más agudas como los bombardeos de Yugoslavia en 1999, la intervención en Irak en 2003 y el conflicto ruso-georgianos en 2008. En cuanto a la UE, nunca antes los habitantes de Rusia habían desconfiado tanto del Viejo Continente.
A la vez, crece el número de personas que sienten adversidad hacia los países miembros de la OTAN: el 44% afirma que deben temer a Rusia. El 45% de sus oponentes representa la cifra más baja desde la caída de la URSS.
Según los expertos, estos datos se explican por el hecho de que para los rusos la adhesión de Crimea fue una prueba de la eficacia del Ejército nacional pese a que, en realidad, no hubo ninguna operación militar.
A la vez, una confrontación prolongada con Occidente provoca en los rusos una cierta preocupación. El 48% cree que regresar a los tiempos de la Guerra Fría sería una grande o muy grande amenaza para el futuro del país. Sin embargo, el 40% no ve ningún problema en ello.
Solo un 16% piensa que las discrepancias entre Rusia y Occidente pueden degenerar en un verdadero conflicto militar. El 61% opina que es poco probable y el 14% descarta por completo esta posibilidad.
El vicepresidente de la Comisión para Asuntos Internacionales del Senado ruso, Andréi Klimov, asegura que el cambio en la opinión pública rusa se explica por la labor propagandística de ambas partes del conflicto.
