Un total de 71 practicantes rusos de kung fu de entre 12 y 65 años han peregrinado hasta el célebre Monasterio de Shaolin para pasar medio mes perfeccionando la práctica del arte marcial china más conocida.
En ese templo, levantado en el siglo V en la provincia norteña de Henan, nació el kung fu, y desde ahí pasó a Japón entre los siglos XVIII y XIX antes de popularizarse en todo el mundo.
La actual comitiva es la mayor de nacionalidad rusa hasta el momento, según el diario China Daily. El viaje ha sido organizado por Shi Yanbin, un experto que practicó el kung fu y fue pastor en Rusia en la década de los 80 del pasado siglo. Shi creó la Escuela Kung Fu Shaolin en Moscú, que ha atraído en los últimos nueve años a 6.000 aficionados.
El viaje al templo chino generó tanta expectación que fue necesaria una selección para elegir a los 71 alumnos mejor preparados. Entre ellos hay policías, funcionarios del Gobierno, universitarios y empresarios.
Los aficionados han sido recibidos por Shi Yongxin, el abad del monasterio, quien organizó una ceremonia ritual de bienvenida para pedir la paz mundial en la que participó activamente la comitiva. Los actos también han incluido una demostración de kung fu clásico por parte de los monjes chinos y el intercambio de técnicas de combate entre ambos grupos.
El monasterio, que en la antigüedad fue un reducto aislado, es hoy profundamente cosmopolita. En él se juntan estudiantes de más de 20 países, entre ellos de Alemania, Francia, Suiza, Alemania, España, Pakistán, Malasia, Estados Unidos, Canadá y Argentina. Alrededor del templo han surgido numerosas escuelas de kung fu que acogen a más de 70.000 practicantes anuales. Entre los aficionados rusos al kung fu figura el presidente Vladimir Putin, quien visitó el templo en 2006.
