La Iglesia de Inglaterra nombrará a la primera mujer obispo antes de fin de año.
El sínodo anglicano ha dado por fin el visto bueno a la medida que introduce la igualdad de género en las altas jerarquías eclesiásticas, veinte años después de la primera ordenación de la mujeres como sacerdotes.
El cónclave anglicano, reunido en la ciudad de York, ha dado el visto bueno a la medida, dos años después de haber sido rechazada por los sectores tradicionalistas de los grupos laicos.
Pese al respaldo abrumador entre las altas jerarquías y entre los clérigos, un total de 45 representantes laicos votaron en contra, frente a 152 que lo hicieron a favor.
Con el apoyo de más de dos terceras partes del sínodo, el arzobispo de Canterbury Justin Welby -principal impulsor de la medida- pudo cantar victoria después del pulso de dos años mantenido con los feligreses más reacios al cambio (en especial, los más próximos a la Iglesia Católica).
El primer ministro David Cameron y el viceprimer ministro Nick Clegg alabaron “el liderazgo” de Justin Welby para impulsar el cambio dentro de la Iglesia Anglicana, presente en 160 países y con más de 80 millones de feligreses en todo el mundo.
La medida ha sido respaldada mayoritariamente por la opinión pública británica, que vería con buenos ojos el hecho de que el próximo arzobispo de Canterbury fuera en realidad una arzobispa.
