China acentúa la caza de funcionarios adúlteros

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El Partido Comunista de China ha acentuado una campaña de moralidad entre sus cuadros en busca de adúlteros que pretende limpiar su reputación de mujeriegos y vividores.

El Partido Comunista de China ha acentuado una campaña de moralidad entre sus cuadros en busca de adúlteros que pretende limpiar su reputación de mujeriegos y vividores.

Son ya seis funcionarios castigados desde junio por lo que antes se conocía eufemísticamente como “moral degenerada” y hoy ya se describe sin ambages como “adulterio”.

El último caído ha sido Mao Xiaobang, un alto cargo de la ciudad norteña de Xining. La Comisión Central de Disciplina e Inspección del partido ha explicado en su web hoy que Mao “se aprovechó de su cargo en busca del provecho ajeno, pidió y recogió grandes cantidades de sobornos y cometió adulterio”.

El adulterio no está prohibido en China, pero la colección de escándalos protagonizados por funcionarios en compañía de jovencitas ha dañado la imagen de moralidad que pregona el partido. El presidente Xi Jinping ha subrayado en numerosas ocasiones la necesidad de mejorar la disciplina entre los cuadros y Pekín advirtió recientemente que los adúlteros podrían ser despedidos de sus puestos y expulsados del partido.

La amante, concubina o ernai fue una institución en tiempos imperiales que prohibió Mao, aunque él disfrutase de variada compañía en su lecho. La apertura económica las ha devuelto.

Es costumbre que los millonarios coleccionen casas, coches y amantes.

Shenzhen, un pueblo de pescadores 30 años atrás y una ciudad futurista de 10 millones de habitantes hoy, revela su variada fisonomía. Hay barrios enteros de concubinas. Unas son campesinas del interior rural que por unos cientos de yuanes aguardan en sus cuchitriles la llegada de sus camioneros. Otras conducen sus descapotables y castigan sus tarjetas de crédito mientras esperan la visita de sus magnates de Hong Kong.

Varios estudios han demostrado en los últimos años el vínculo directo entre el concubinato y la corrupción, ya que los funcionarios que tienen a su cargo a varias amantes deben de agasajarlas con ingresos muy superiores a su magro sueldo oficial.

Una fuente sin identificar de la comisión ha explicado los diferentes grados de inmoralidad: “Un estilo de vida degenerado significa tener tres o menos amantes, mientras que un estilo de vida depravado implica a más de tres amantes”.

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