En la provincia de Rostov, la primera en acoger a los refugiados ucranianos, su número asciende a más de 50.000. Debido a falta de gestión adecuada, los lugareños han comenzado a mostrar su descontento con la situación y exigen a las autoridades tomar medidas urgentes en la región, donde la situación comienza a ser "crítica", escribe hoy Kommersant.
Según el diario, unos 3.000 ucranianos solicitaron en Rostov la condición de refugiados, pero la mayoría confía en poder volver a su hogar.
El vicegobernador de la región, Serguéi Bóndarev, calificó la situación de “crítica” y afirmó que entre la población local crece el descontento.
Bóndarev indicó que algunos lugareños comienzan a sentir celos de los refugiados que, en su opinión, reciben mayor atención de las autoridades que los propios habitantes de Rostov. Por otra parte, entre los ucranianos acogidos en campamentos temporales también surgen conflictos debido a las nuevas condiciones de vida, indicó.
Los expertos piden a las autoridades agilizar la coordinación entre entidades encargadas de gestionar la llegada de los refugiados para evitar mayores problemas en el futuro.
Por su parte, los defensores de derechos humanos proponen conceder el asilo temporal a todos los llegados del sureste ucraniano para que puedan aspirar a un trabajo en Rusia y reciban asistencia médica en el lugar de la residencia.
