El primer ministro británico, David Cameron, declaró que no renunciará a su puesto en caso de que los escoceses voten por la independencia de la región en el referéndum del 18 de septiembre.
Si la mayoría de los ciudadanos dicen “sí” a la independencia de Escocia en el plebescito, el 24 de marzo de 2016 Escocia se separará del Reino Unido.
Las autoridades británicas, a su vez, insisten en que ninguna de las partes se beneficiará de la independencia de Escocia.
Según el primer ministro, el referéndum no decidirá el futuro de ningún político, ni el suyo ni el del líder independentista, Alex Salmond, lo que está en juego es "el futuro de Escocia".
La mayoría de los escoceses está en contra de la independencia de la región pese a que el número de los que apoyan esta elección aumentó el 4 por ciento el mes pasado.
Las últimas encuestas muestran que un 43% de los votantes respaldan la independencia, frente a un 57 por ciento que se pronuncia a favor de permanecer en el Reino Unido.
