En Iowa, acompañada por su marido, el expresidente Bill Clinton, Hilary comenzó lo que bien podría ser el primer paso en su carrera hacia la Casa Blanca.
No era un acto suyo, sino en apoyo de los candidatos Bruce Braley y Jack Hatch, que se presentan respectivamente al Senado y al Congreso, así como de Jack Hatch, aspirante a gobernador. Pero más allá del acto, una comida, o sus comparsas, todo en la escenografía y el momento han convencido a los analistas de que la que fuera primera dama más amada y/o vilipendiada de las últimas décadas acaricia la idea de presentarse de nuevo a las primarias del partido demócrata.
"Hola Iowa", dijo Hillary, "han sido siete años, y mucho ha cambiado". Imposible no recordar que fue en este Estado, precisamente, donde arrancó la carrera por la nominación demócrata en 2008. En aquel momento Clinton partía con ventaja, al menos a juzgar por lo que decían los sondeos, pero cuando se abrieron las urnas Barack Obama había obtenido el 37,58% de los votos, por un 29,75% de John Edwards y un 29,45% de Hillary. De partir como favorita a acostarse en tercer lugar. Aunque la carrera por la nominación fue larga, y aunque Hilary mantuvo sus opciones hasta casi rozar la meta, algo se había roto, y el pálpito de que Obama sería el elegido ensombreció su esfuerzo.
Es muy pronto para saber si Hillary Rodham Clinton retomará una derrota de la que sólo logró recuperarse cuando se incorporó al gabinete de Obama, y unas deudas que ha arrastrado hasta 2013. A su favor juega el carisma, y el hecho de que no será necesario invertir grandes sumas para dibujarle una biografía. Tampoco parece casual que este mismo año Hillary publicase las memorias de su paso por la política exterior. A estas alturas no hay estadounidense que no tenga una opinión bien trabada, a favor o en contra, de la dama que soñó con una sanidad universal y gratuita. En su contra juega, entre otros factores, uno bien conocido: de salir elegida, y descontados los ocho años de Obama, sólo dos apellidos, dos familias, un padre y su hijo, un hombre y su esposa, los Bush y los Clinton, habrían gobernado EE.UU. desde 1989. Y eso sin contar con que Jeb Bush, hijo de George H. W. Bush y hermano pequeño de George W. Bush, podría ser uno de los pretendientes republicanos.
