Uno de los policías militares detenidos en Río de Janeiro durante la "Operación Amigos S.A", confesó a los investigadores del caso que los agentes corruptos de la Policía Militar tenían montada una red de extorsión que afectaba a los comerciantes e incluso a los narcotraficantes de la región.
Según el detenido, una de sus principales funciones en la red de corrupción era la de efectuar ingresos semanales en metálico en la cuenta de uno de los oficiales del 14º Batallón de Policía Militar de Bangú, en el oeste de la ciudad.
Las cantidades ingresadas oscilarían entre los 7.500 y los 13.000 reales (entre 2.917 y 5.417 dólares) dependiendo de lo que hubiesen conseguido vender los traficantes aquella semana, aunque la extorsión se completaba con el dinero proveniente de comerciantes y transportistas de la zona.
El intenso olor a marihuana de los billetes es lo que habría dado la voz de alarma entre los agentes encargados por la red mafiosa de ingresar los billetes en el banco, según las declaraciones del detenido, que recibirá beneficios penales gracias a su confesión.
Además, el agente indicó que al ser transferido del 41º Batallón de la Policía Militar de Irajá al 14º BPM de Bangú, se ganó una "ascensión" en el esquema criminal de la banda puesto que las cantidades que los sobornos movían en esa área de la ciudad eran mayores que en el anterior, lo que demuestra la práctica generalizada en los cuarteles de Río de Janeiro.
Las declaraciones del corrupto, quién llegó a afirmar que todos los batallones de la ciudad estarían obligados a pagar 15.000 reales al Estado Mayor de la Policía Militar, han indignado al coronel y comandante general de la corporación, Luís Castro Menezes, que las ha calificado como "absurdas".
Por su parte, la Policía Militar emitió un comunicado en el que se explica que las acusaciones se centran en el periodo del coronel detenido, Alexandre Fontanelle, al mando del 41º BPM de Bangú, y no "a la actual gestión del comando general de la corporación".
