La federación de natación de EEUU ha confirmado que sanciona a Michael Phelps con seis meses de suspensión.
Tampoco le permitirá participar en el próximo campeonato del mundo de Kazán, que se celebra este verano. No había otra alternativa, o al menos eso ha considerado la federación, luego de que Phelps fuera detenido la semana pasada en Maryland por conducir bajo los efectos del alcohol.
El atleta, que reconoció lo ocurrido y pidió perdón, ya dijo que aceptaría el castigo, fuera cual fuera, y que en cualquier caso había decidido abandonar la piscina durante un tiempo. Se da por descontado que el mejor nadador de todos los tiempos solicitará ayuda terapéutica.
"Michael ha reconocido públicamente el impacto que tienen sus decisiones. Debe rendir cuentas de sobre todo a causa de su talla en el deporte", ha comentado Chuck Wielgus, director de la federación estadounidense. Phelps, que ya fue sancionado en su día tras hacerse públicas unas fotografías en las que se le podía ver fumando marihuana, está en posesión de veintidós medallas olímpicas (dieciocho de oro) y ha batido 39 récords del mundo. Ningún otro atleta en la historia se aproxima a semejante palmarés.
Phelps, que comenzó a nadar aconsejado por el psicólogo que lo atendió siendo un niño para afrontar mejor la separación de sus padres, había tenido anteriormente otros desencuentros con la justicia. El primero tuvo lugar en 2004, cuando fue detenido en Maryland por conducir borracho. Curiosamente uno de sus ídolos, el australiano Ian Thorpe, reconoció públicamente hace dos años que había bebido ingentes cantidades de alcohol para mantener a raya sus depresiones, y este mismo año ingresó en un centro de rehabilitación. El paralelismo entre los dos titanes se acentúa al considerar que ambos han coqueteado en varias ocasiones con la retirada, y los dos esperaban que 2014 fuera el año de su regreso.
