El número de muertos en una explosión que se produjo hoy cerca de una mezquita chií en la capital iraquí, Bagdad, alcanzó 19, comunicaron los médicos y la policía local.
"Un terrorista suicida se acercó a la entrada de la mezquita y realizó un atentado en la muchedumbre", anunció un policía a la agencia Reuters.
Al menos 28 personas resultaron heridas.
Anteriormente, se informó de 15 muertos.
Un comunicado de AFP dice que la explosión fue dirigida contra los chiíes iraquíes.
El ataque, que se produjo en el barrio de Harthiya, es el último de una oleada de atentados que han sacudido Bagdad en el último mes, la mayoría de ellos reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
El Gobierno iraquí, encabezado por el primer ministro Haider al-Abadi, intenta recuperar el territorio del país que está en manos de los yihadistas. Las fuerzas iraquíes se esfuerzan por reconquistar la ciudad de Baiji, en el norte del país, muy cercana a la refinería de petróleo más grande del país, que sigue en manos del Gobierno a pesar de estar asediada por el EI.
Ayer, un suicida en un vehículo blindado se lanzó contra un grupo de soldados iraquíes a unos 20 kilómetros al sur de Baiji, mató a cuatro de ellos e hirió a siete.
“El atacante sorprendió a nuestras fuerzas porque conducía un vehículo blindado. Pensaron que era uno de los nuestros”, explicó un oficial iraquí.
Según el oficial, “queremos recuperar el control de Baiji lo antes posible para asegurar que tenemos una de las rutas clave que nos permita poner fin a los ataques terroristas diarios contra la refinería”.
En la capital iraquí se producen diariamente tantos atentados que los medios locales no logran renovar a tiempo los datos sobre los muertos.
Debido a las medidas de seguridad que toman las autoridades resulta muy difícil desplazarse por la ciudad y los periodistas no siempre consiguen acudir al lugar de los hechos.
La situación en Irak continúa inestable, principalmente, debido a los combates que se libran contra miembros del grupo yihadista Estado Islámico.
En junio pasado el Estado Islámico, que hasta entonces había centrado sus operaciones en Siria, lanzó una ofensiva contra los territorios del norte y el oeste de Irak, donde se le unieron exmilitares del ejército de Sadam Husein y pequeños grupos extremistas.
