La resaca postelectoral dibuja un mapa inédito en EE.UU desde finales de los cuarenta. Los demócratas han cosechado una derrota histórica, más abultada incluso de lo que pronosticaban los sondeos, y el presidente Obama queda muy tocado.
Con el triunfo apoteósico del Partido Republicano se inaugura la antesala a la carrera presidencial de 2016. Estas son algunas de las claves para entender lo sucedido, y lo que está por llegar.
No hay excusas para el presidente
Obama contempló los sondeos y apenas dos días antes de las elecciones culpó al mapa electoral de una posible catástrofe. En opinión del presidente, los Estados que votarían al Congreso y al Senado estaban entre los más reacios a su partido.
Es posible, pero también lo es que los demócratas han perdido estados fundamentales como Iowa, tradicional bisagra, así como Colorado, Carolina del Norte, Dakota del Sur, Montana, Virginia y Georgia.
David Gergen, director del Centro para el Liderazgo Público en Harvard, ya ha solicitado al presidente en la CNN que tome la iniciativa y defienda activamente su legado, espoleado por quienes consideran que debe dar la cara.
El republicano Mitch McConnell es la nueva estrella
Elegido senador por Kentucky, McConnell liderará la mayoría republicana en la Cámara Alta. Si sumamos que los republicanos aumentaron su mayoría en el Congreso, la fotografía resultante es la de un poder legislativo sobradamente capacitado para bloquear las iniciativas presidenciales.
A McConnell le corresponderá coordinar con John Boehner, líder republicano del Congreso, una política de pactos. El objetivo, sin aliviar la presión sobre la Casa Blanca, será evitar la total parálisis de una administración noqueada desde que en 2010 los republicanos ganaron la Cámara Baja y tomaron la delantera de las políticas preconizadas por el Tea Party.
Según el New York Times, si algo demuestran estas elecciones es que los republicanos no han pensado solo en la victoria: también contaba el quién y el cómo la lograban, apostando por candidatos próximos a la línea clásica del partido.
Al descalabro se suma la pérdida de gobernadores
Paralela a la elección de representantes en las Cámaras era la de gobernadores.
Aunque la noche comenzó bien para los demócratas, cuyo candidato en Pensilvania, Tom Wolfe, arrebataba el sillón al republicano Tom Corbett, fue un espejismo.
Perdieron cuatro Estados, incluidos bastiones como Illinois, Arkansas o Massachusets, mientras que sus oponentes defendían con éxito casi todas sus plazas.
El descalabro en el poder territorial tiene un corolario sumamente significativo en Florida: hubo quien defendía que el cambio demográfico de los últimos años flexibilizaría las posiciones del Estado en relación a la política estadounidense respecto a Cuba.
A la vista de los resultados parece que el exilio sigue formando junto a los partidarios del bloqueo.
Arranca la carrera para la Casa Blanca
Con el cierre de los colegios las próximas semanas verán los primeros movimientos serios en relación a las presidenciales de 2016.
Hillary Clinton y, quizá, el vicepresidente Joe Biden o el antiguo senador por Virginia Jim Webb entre los demócratas, y Jeb Bush, hermano del expresidente George W. Bush, el senador por Kentucky y león del Tea Party, Rand Paul, el joven senador por Florida Marco Rubio, el senador por Texas Ted Cruz y el polémico y carismático gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, por los republicanos, serán algunos de los nombres a considerar.
Solo Clinton, de entre todos los hipotéticos candidatos, está firmemente imbricada en la conciencia nacional, y salvo sorpresa es muy posible que sea la esposa del expresidente quien pelee por revalidar el poder demócrata en la Casa Blanca.
