La violencia en Brasil tiene un impacto sobre su economía equivalente al 5,4% de su PIB, según los primeros datos del Anuario Brasileño de Seguridad Pública divulgados este lunes.
El informe elaborado por el Instituto de Pesquisas Económica Aplicada (IPEA) de Brasil sostiene que el capital humano es el gran perjudicado en términos económicos por causa de los altos niveles de violencia que registra el país.
Tan solo en 2013 la violencia generó pérdidas por valor de 107.500 millones de dólares, de los cuales 47.500 millones estuvieron ligados a la pérdida de ciudadanos en edad de trabajar, muchos de ellos con altos niveles de cualificación técnica.
"Las personas víctimas de violencia mueren por lo general de forma prematura, y dejan de producir y de consumir (…) está claro que la vida no tiene precio, pero desde el punto de vista económico representa una pérdida", declaró el economista Daniel Cerqueira, director del IPEA y responsable del Anuario Brasileño de Seguridad Pública, que este año incluye por primera vez datos relativos al coste de la violencia.
Otras de las principales pérdidas económicas ligadas a la violencia son los desembolsos en seguridad privada y seguros contra robos, así como el aumento del gasto dentro del sistema público de salud y de prisiones.
El cálculo final del documento sostiene que la violencia cuesta a Brasil el equivalente al 5,4% de su PIB.
El informe defiende que el problema de la violencia es uno de los principales lastres para el desarrollo de Brasil y hace hincapié en la necesidad de mejorar la gestión en lugar de aumentar el presupuesto para seguridad.
En 2013 el Gobierno de Dilma Rousseff destinó el 1,26% del PIB a seguridad pública.
Renato Sérgio de Lima, sociólogo y vicepresidente del Fórum Brasileño de Seguridad Pública, explicó que los familiares de las víctimas también sufren grandes pérdidas económicas debido a la inseguridad y enumeró ejemplos de familias con parientes que padecen problemas de movilidad tras sufrir algún tipo de violencia.
Brasil dedicó el 1,26% de su PIB a gastos de seguridad y registró una tasa de 58 muertes violentas por cada 1.000 habitantes en 2012, según el Mapa de la Violencia de la UNESCO.
