Es el decimonoveno integrante de la Eurozona y la última de las repúblicas bálticas que adopta la moneda europea.
El país se propuso entrar en la zona euro en 2007, pero no consiguió entonces reducir la inflación a los niveles previstos en los acuerdos de Maastricht.
Actualmente, sus indicadores económicos responden plenamente a los estándares europeos: el pronóstico de inflación para 2016 se sitúa en el 1,9%; el déficit público será del 2,6% del PIB; y la deuda pública alcanza el 39%.
A finales de junio pasado, la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea confirmó que Lituania responde a los llamados criterios de convergencia que establecen los techos de déficit presupuestario (3% del PIB), deuda pública (60% del PIB) y tasa de inflación (1,5% respecto al promedio de los tres Estados de la zona euro con menor inflación).
Los depósitos en litas se convertirán a euros automáticamente el 1 de enero, mientras que el dinero en efectivo podrá cambiarse en los próximos meses en oficinas bancarias, postales y de cambio. Hasta el 15 de enero, uno podrá pagar en efectivo con litas en los comercios, pero el cambio ya será en euros.
El 63% de los lituanos avalan la transición al euro frente al 31% que se oponen a la nueva moneda y el 6% que no se han posicionado al respecto, según una encuesta del Eurobarómetro realizada en noviembre pasado.
El ministro de Finanzas lituano, Rimantas Sadzius, señaló hace unos días que la introducción del euro es el tercer paso importante hacia una plena integración de Lituania en Europa Occidental, tras el ingreso en la Unión Europea y en la OTAN en 2004.