Solamente desde el 16 de enero, las previsiones del Banco Central, de carácter semanal, han pasado del 0,38% al 0,13%, el día 26, un 0,03% el 30 y finalmente el 0% en el informe de esta semana, una cifra muy inferior al 0,3% que estimó el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe de enero y que deberá ser revisada.
De esta manera, se confirman las previsiones más pesimistas en torno al desempeño de la sexta economía mundial que ya fueron anticipadas por el nuevo ministro de economía de Brasil, Joaquim Levy, durante el Foro Económico de Davos, el pasado mes de enero, cuando llegó a hablar de "recesión" para acabar hablando de crecimiento cero.
La última vez que el PIB de Brasil tuvo un crecimiento negativo fue en el año 2009, cuando registró un descenso del 0,3% debido al impacto diferencial de la crisis financiera internacional para remontar un 7,5% en 2010.
Sin embargo, el dato de inflación preocupa más al haber pasado de un 7,01% al 7,15% en tan solo una semana, el peor nivel desde 2004 a lo que hay que añadir una subida del 1,24% en el primer mes de enero de 2015, la peor subida mensual desde febrero de 2003.
Esto se debió principalmente al alza del dólar frente al real brasileño (2,80 reales por dólar) y al aumento en la recaudación de impuestos sobre los combustibles y el consumo eléctrico que produjo un alza del 8% en el precio de la gasolina.
Una situación que el gobierno de Brasil quiere evitar en la factura de la luz eléctrica que demanda un ajuste del 40% para alcanzar los 9.000 millones pendientes en la Cuenta de Desarrollo Energético (CDE) para cerrar las cuentas en 2015.
